No tenemos por qué resignarnos. Todavía es posible conocer el paradero de los 43 normalistas de Ayotzinapa y hay una pista que, sobre el resto, debería perseguirse hasta sus últimas consecuencias.
Este es el mensaje principal que Ángela Buitrago y Carlos Beristain, integrantes del GIEI, entregaron el martes pasado durante la presentación del sexto informe sobre Ayotzinapa.
Esa pista son los informes del Centro Regional de Fusión de Inteligencia (CRFI), instancia dependiente de la Secretaría de la Defensa, generados durante las horas y los días posteriores a la desaparición.
Afirma el GIEI que en agosto del año pasado tales informes fueron ocultados para evitar que ese grupo, y el resto de instancias involucradas en la investigación del caso Ayotzinapa, tuvieran acceso a ellos.
¿Qué información contienen esos informes? El CRFI realizaba de manera sistemática seguimientos e intercepciones telefónicas sobre varios de los presuntos autores materiales de la desaparición de los normalistas.
Personas señaladas por su responsabilidad en este crimen como Felipe Valladares, Gildardo López Astudillo (El Gil) o Alejandro Palacios Benítez (El Cholo Palacios) eran espiados por el CRFI a través de sus dispositivos celulares.
Algunas de las transcripciones relativas a estas escuchas demuestran que esa instancia conoció en tiempo real lo sucedido con los normalistas.
Argumenta con lógica el GIEI que, de contar con la totalidad de las transcripciones de esas escuchas, se elevaría la probabilidad de dar con el paradero de los normalistas.
Sin embargo, el general secretario, Luis Cresencio Sandoval, negó al presidente Andrés Manuel López Obrador que los documentos extraviados estén en posesión de la Sedena.
Aún más preocupante que esa mentira fue la resignación del mandatario, quien prefirió creerle al general por encima de la evidencia presentada por el GIEI.
La obsesiva necedad de las fuerzas armadas por ocultar, tergiversar y manipular información indispensable para esta investigación obliga a preguntarse por el papel que realmente jugaron los mandos militares en la desaparición de aquellos jóvenes.
Zoom: suele ser que del tamaño del ocultamiento sea el crimen cometido.