Un día como ayer basta para corroborar nuestra irredimible propensión a simular. En un país extranjero un jurado hizo lo que aquí no habríamos podido hacer.
Sin embargo, son hordas las que ahora se refieren al veredicto contra Genaro García Luna como si hubiese sido mérito propio.
Pero la realidad es necia y nos recuerda dónde vivimos. El mismo día en que se condenó al ex secretario de Seguridad un juez mexicano descongeló sus cuentas para que él y su mujer puedan disponer libremente de su dinero.
Horas después un tribunal dejó en libertad a Alejandro Gutiérrez, principal artífice de la operación Zafiro, que permitió en 2017 desviar más de 600 millones de pesos del erario federal para financiar las campañas del PRI en seis estados.
Igualmente, este martes, la Fiscalía General de la República despertó de su letargo y solicitó la primera orden de aprehensión librada por autoridades mexicanas en contra de Ovidio Guzmán López.
Por increíble que parezca, este sujeto, detenido durante los primeros días de enero, no era, hasta esta semana, perseguido por la justicia mexicana, sino por las autoridades estadunidenses que habían solicitado su extradición.
Es cierto, Genaro García Luna fue un monstruoso simulador. Simuló entre decenas de casos el de Cassez-Vallarta y antes el de las indígenas hñäñu, Jacinta, Teresa y Alberta, a quienes encarceló con embustes inenarrables.
Simuló todo el tiempo para ganar el reconocimiento de sus jefes, la complicidad de muchos colegas de los medios y el aplauso de algunos representantes de la sociedad civil.
Simuló, ahora sabemos, para poder operar con libertad sus negocios sucios. Engañaba con ser un extraordinario policía para no perseguir a quienes pagaban por sus servicios.
Eso lo pudo hacer porque su simulación era una pieza más en el rompecabezas de la macrosimulación.
El problema cuando uno se vuelve parte de la simulación es que simula no darse cuenta de lo que se convirtió.
No es ineptitud lo que salvó a Ovidio de ser perseguido por la FGR, ni incompetencia judicial lo que permitió a Gutiérrez salir impune de la cárcel o a la señora Pereyra recuperar su dinero.
Zoom: Tristemente, no es triunfo nuestro que haya caído un gran simulador, lo será cuando hayamos abjurado del gran simulacro que continúa vigente.
@ricardomraphael