Política

Otro atípico Día del Trabajo

  • Opinión fundada
  • Otro atípico Día del Trabajo
  • Ricardo Corona

Hace un año México conmemoró un Día del Trabajo atípico, en el que la celebración no se haría mirando a esas imágenes enmudecidas que capturan los logros de la clase trabajadora de las primeras décadas del siglo pasado. Fue más bien un festejo cuya figura principal sería un cambio histórico en el paradigma de la justicia laboral. Nuevos tribunales, rendición de cuentas, desaparición del sindicatos charros y blancos, democracia y libertad sindical, entre otros. Todo ello, alineado también a un tratado internacional entre México, Estados Unidos y Canadá, que incluye un amplio apartado de justicia laboral. A partir de eso, los siguientes pasos serían administrar la correcta implementación de la reforma y llevarla a buen puerto en beneficio de los mexicanos.

Todo iba viento en popa con las señales adecuadas de que un sistema laboral obsoleto se modernizaba. Hasta que llegó la pandemia del coronavirus (Covid19) a reconfigurar rápidamente ese contexto reformador, por uno en el que, si se compara con la gravedad de la gripe española o la crisis financiera, para algunos el daño durará unos meses y para otros más conservadores, años. Así que México se encuentra nuevamente ante otro día del trabajo atípico en el que, más que logros, se capturarán imágenes de supervivencia. Por ello, será fundamental pensar en la reconfiguración del alcance de una justicia laboral que corre el inminente riesgo de enfrentar situaciones derivadas de niveles de desempleo de hasta 20 mil por día o por el cierre de cientos de miles de empresas. Y es que conforme el Covid19 fue apareciendo e impactando a negocios y empleos, la justicia laboral fue vista como un primer recurso de solución inmediata, pero ante la dimensión del problema, pronto pasó a aportar elementos que contribuyeron a construir una conciencia social en la que la mayoría coincide con que, si se hunde el barco, se hunde con todos. Y si se quiere salir a flote, será también con todos (academia, patrones, trabajadores, servidores públicos, etc.).

Después de este breve panorama de una justicia laboral en la que, al no existir decretos ni dinero regalado suficientes para un Estado que pretenda ser la única solución ante un problema como el que estamos viviendo, ha sido superada por la realidad y el futuro inmediato, no deja más que dos caminos. El primero, es el que tanto se menciona con elevados niveles de desempleo, de demandas laborales, cierre de empresas, incumplimiento a pagos de seguridad social, vivienda y tributarios, entre otros. El segundo, el de un país consciente del alcance real de la justicia laboral ante una realidad pandémica que, si no está adulterada con expectativas alejadas de la realidad, permitirá apostar por alternativas que no se limiten a una ley, demandas o embargos y, más bien, remita al terreno de lo que algunos patrones y trabajadores ya están llevando a la práctica por necesidad, más que por justicia y sin la presencia de tribunales ni centros de conciliación: negociar y apoyarse mutuamente para remar hacia el mismo lado y sobrellevar el fuerte oleaje ante una pandemia cuyos efectos apenas están tomando forma.

* ABOGADO ESPECIALISTA EN ANÁLISIS DE POLÍTICAS PÚBLICAS EN MATERIA DE JUSTICIA Y ESTADO DE DERECHO.

ricardo.corona@koalsulting.com

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