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Tributo a Maradona

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La única ocasión que tuve una relación directa con Diego Armando Maradona fue durante el Mundial de Estados Unidos 1994. Durante el evento, normalmente nos trasladábamos a la concentración de México para ver las novedades del día. Ahí en el hotel hacíamos entrevistas, es decir, tomábamos las declaraciones de jugadores y cuerpo técnico. Ya habían terminado las conversaciones y nos indicaron que los muchachos ya se iban a cenar.

Varios compañeros nos quedamos deambulando por ahí. Recuerdo que estaba en el teléfono fijo del hotel conversando con mi amigo Paco Ponce, que en paz descanse, cuando se acerca un integrante del cuerpo técnico y me dice: “lee este comunicado”. Lo que leí fue la comunicación oficial del doping de Maradona. “¿Es cierto?”, pregunté sorprendido. “Ya lo leíste, ahí nos vemos, me corto”.

Enseguida le comuniqué a Paco lo que había leído. “Es la nota del Mundial”, dijo. Y así lo informó la agencia APRO que en ese entonces manejaba la Revista Proceso para la cual trabajaba Paco. Terminamos la chamba y me fui a mi hotel que se encontraba en el suburbio de Cristal City en Washington DC. Al llegar a mi habitación encendí la televisión y vi que el conductor estaba informando la noticia del doping de Diego. Al final menciona. “Aún no está confirmado, es un cable de México firmado por Raúl de la Cruz”.

Sentí que el mundo se me venía encima. “¡Trágame tierra!” Me vinieron una serie de pensamientos. ‘Si no es cierto, si nada más me vacilaron’. Ni modo, voy de nuevo al hotel de la concentración, a buscar a la persona que me hizo leer el comunicado. Llegué y estaba cenando aparte con los demás integrantes del cuerpo técnico incluyendo el director técnico. La verdad que estaban chupando.

Cuando me ve, me dice: “qué buena noticia te di cabrón. Armaste un escándalo. Fue una noticia mundial”. El técnico me pregunta “qué pasó: leí el comunicado de Maradona. ¿Es cierto?”. “¡Claro que es cierto!”, me responde su auxiliar. “Andas bien cagado”, agrega. “Pues sí”, respondí titubeante. “No te preocupes, ya todo mundo lo sabe y no fuiste el primero”. Ufff, sentí un gran alivio no por la ratificación de la noticia, sino porque había cumplido con una misión. En la final del Mundial, en Pasadena, me topé con Maradona. Lo estaban entrevistando en la TV argentina. Me detuve y metí mi grabadora. Me vio, se fijó en mi gafete y me dijo: “ah, tú eres el hijo de puta que trabaja para la FIFA…”. “¡Por supuesto que no!”, le respondí.

Cortó la entrevista, pero esa historia luego se las platico.

delacruzraul@hotmail.com

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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