Me lo hizo saber e ilustró de paso. No soy árabe, llevo en mis venas sangre caldea, fenicia y aramea.
Casi originario de la cuna de nuestra civilización, en donde nacen el Tigris y el Éufrates nacieron los ancestros de mi entrañable amigo de muchos años ya. Irak.
La ignorancia entendible de la gente, -dice- les hace pensar que los árabes son todos los que habitan la gran nación árabe, pero, es eso, una confederación a la cual concurren desde nacidos en Arabia, en Marruecos, en Palestina y por supuesto nada que ver con Siria ni con Líbano.
Me contó que hace ya muchos ayeres, su padre emigró a México obligado por las circunstancias. Siendo cristiano y siendo el mayor de sus hermanos, tenía por norma y tradición abrazar el hábito sacerdotal, por otra parte su familia sufrió el acoso de la mayoría musulmana. Se hizo a la mar en un puerto de Francia.
Estando en México y siendo migrante, trabajó y fue el secretario particular del entonces gobernador de San Luís; Saturnino Cedillo.
Cuando le conocí me sorprendió que amigos comunes se dirigieran a su persona con el adjetivo de jaye que en árabe significa "Hermano" ????.
Pasó el tiempo y jayito creció no sin antes ser víctima del Bulling, en su natal León, Guanajuato. Hijo de madre mexicana y abuelos libaneses, en más de alguna ocasión me ha convidado a degustar los platillos exóticos de Líbano. Jocoque, pan árabe, cordero a la brasa y los ricos dátiles.
Tomamos el café y fumamos un habano en donde se nos permite, ya que hoy en día está muy restringido.
Hombre de gran cultura, gran lector y excelente bibliófilo, conocedor de todos los juegos de azar algunos de origen oriental como el Bagamon y el ajedrez [deporte ciencia].
Habla hasta cinco lenguas con fluidez y es un ameno conversador.
Hombre de negocios en otros tiempos, fundó la empresa familiar que hoy es importante, dedicada a la fabricación de calzado.
Recuerdo mi niñez, cuando compartía la fruta o la golosina que mi madre ponía en la mochila, ahora Jayito y yo compartimos el tiempo, esperamos los lunes para el café y los sábados para el almuerzo. Vamos juntos a los toros y...
No siempre estamos de acuerdo, aunque siempre me escucha y le escucho.