Cultura

Ciudadano de a pie

Me he convertido en uno más. Eso tiene sus pros y sus contras. Se convierte uno en parte del paisaje urbano, de la crónica citadina y del relato cotidiano. Destaco del transporte, los trolebuses que circulan de oriente a poniente y viceversa y el tren ligero. Ambos, de primer mundo para habitantes de quinto. Groseros, agresivos y mal educados. Viajan en ese transporte, todo tipo de malandros pendencieros. Lástima. Tiene uno que viajar de pie y bajar la mirada, so pena de ser acusado de acoso  libidinoso. Viví hace unos días un penoso suceso, gracias a haber tocado , como a cualquier otro pasajero, es decir sin intención de fastidiar, solamente para que me dejara descender a un sujeto que posteriormente me enteré, es portador del síndrome de Asperger, es decir autista. De inmediato respondió para mi asombro con gran violencia, ante su actitud, quise enmendar mi “falta” empeorando el asunto. Enseguida, bajó del vehículo un joven bien vestido de pelo recortado, de buena apariencia el que nada tenía que ver con el incidente, es decir, un metiche y, reprendió mi proceder, a lo que sorprendido cuestioné que de que se trataba. Me respondió agresivamente diciéndome que no me hiciera tonto, que él había visto como toqué al sujeto mencionado.

 Como buen escritor que me jacto de ser, interpreté el verbo “tocar” con otro sentido y francamente me asusté. A mi edad no iba a viajar en el trolebús con la idea de tocar a nadie. Decidí dejar por la paz el asunto y el energúmeno del auto que no tiene Asperger se retiró profiriendo insultos y palabras altisonantes. Pensé después de tres días de preocupación y dejar de viajar en el trolebús, que a esos indefensos seres que francamente asustan a ciudadanos pacíficos como yo, debieran hacerles portar una leyenda que previniera a la gente “No me toques soy autista” y vaya que he tratado seres especiales con Asperger nada agresivos.

Los energúmenos como el metiche, debieran permanecer enjaulados en un centro de rehabilitación psiquiátrica en prevención de un asunto que pudiera llegar a mayores consecuencias. Desde entonces camino, camino por las destartaladas banquetas de la bella Guadalajara, cuidando a cada paso, no ensuciar mi calzado, en verdadero reto de obstáculos, sorteando la buñiga de la enorme cantidad de perros que salen a pasear y sus mal educados dueños no recogen el excremento, [Entre más fino el perro, más guarro el dueño] pero… las banquetas están llenas de excremento de can y de humano, las buenas intenciones de los encargados de la limpieza se van al traste, repito al servir a ciudadanos de quinta. Mis conciudadanos marranos. Con perdón de los pobres cerditos. Sobre todo aquel, que solo soñaba en trabajar para ayudar a su pobre papá. Entre sortear mierda y ciclistas, sigo mi ruta. En mi paso por las largas avenidas, se observan los contenedores de basura, reventados por indigentes que buscan algo que ingerir, aunque no estén en Venezuela. 


Google news logo
Síguenos en
Ramón Macías Mora
  • Ramón Macías Mora
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.