Un triunfo contundente que superó incluso las mediciones de las diferentes encuestas que proyectaron mediciones en diversas etapas de la campaña, la participación ciudadana fue muy buena y hay casi carro completo en las gubernaturas disputadas en favor de morena, con esa tendencia todo indica que Claudia tendrá la mayoría calificada en el congreso federal y con ello no tendrá obstáculos para llevar a cabo las reformas constitucionales que necesita para consolidar el proyecto de la llamada cuarta transformación.
La oposición quedó prácticamente exterminada, aun perdiendo pudo haber hecho un papel políticamente decoroso pero optó por una estrategia que solo los hundió más, se centró en una campaña de odio y de mentiras describiendo una apocalipsis de país, magnificando los problemas e inculpando al presidente de todos los males, un planteamiento discursivo frente a una ciudadanía cada vez más informada y politizada era obvio que el resultado les iba a salir contraproducente.
Ni siquiera se puede pensar en un contrapeso político al poder emergido en las urnas que le otorgan los ciudadanos a la nueva presidenta, se avizora un panorama con mayor dificultad para la oposición que se la pasó todo el sexenio insultando al presidente y mintiendo a la población y el efecto de ese comportamiento tuvo consecuencias electorales, pero pareciera que los actores políticos de la oposición no les alcanza a comprender la nueva realidad política, siguen en el concepto que puede haber una manipulación social como la hubo durante décadas cuando gobernaron.
Ahora cómo pensar él un dialogo y reconciliación por parte del disminuido bloque opositor cuando los niveles de agresión superaron toda cordura política, incluso agredieron en lo personal y se metieron con las familias, despojados de todo escrúpulo insultaron y calumniaron canalizando grandes recursos a campañas alejadas del terreno político, eso complicará el dialogo con el gobierno pero sobre todo con qué cara se presentarán ante el electorado con esas formas de hacer política.
Por su lado morena y aliados se establecen como la fuerza hegemónica en el país, el PRI y PAN achicados política, electoral y moralmente, el PRD extinguido ya desaparece y así se configura un nuevo mapa político en cuanto a las fuerzas políticas, que frente a este panorama ya hay una agenda definida de continuidad legislativa y de gobierno que dará al régimen de izquierda seis años más para consolidar este proyecto de nación con este enfoque ideológico en el que la oposición le será prácticamente imposible resurgir.
Mientras la oposición no logre entender y descifrar las nuevas realidades del país, no podrá emerger como una fuerza política que logre la atención de sectores de la población que le puedan dar respaldo electoral y ser competitivos para disputar el poder, la ciudadanía se emancipó y se empoderó y en 2018 le dio la gran lección que al PRIAN que no entendieron y no han entendido, pareciera que no hay gente pensante o que no pueden controlar sus sentimientos de odio que son los que los guían para tomar decisiones.
Se vislumbran tiempos buenos para México, hay una nueva forma de hacer política y de hacer gobierno sin duda surgirán nuevas fuerzas políticas que desplacen a las ya tradicionales, este proyecto de izquierda se instaló y todo indica que serán varios sexenios los que estará gobernando.