Hoy arranca una Final en el futbol mexicano que tendrá dos ganadores y un solo perdedor. Este último es el América. Sería mucho más desilusionante y frustrante una derrota de las Águilas que una de los Tigres, que son los campeones vigentes.
Es, por lo demás, una serie final absolutamente atractiva. No pudieron tener los pupilos del brasileño André Jardine un rival más complicado que este equipo tan bien dirigido por el uruguayo Robert Dante Siboldi, pero al que todos sabemos manejan en la cancha de una manera espectacular veteranos como André-Pierre Gignac, Nahuel Guzmán, Guido Pizarro, Javier Aquino y Rafael de Souza.
La directiva de los Tigres no repara en adicionar a su plantel a jóvenes brillantes como Diego Lainez, Sebastián Córdova, Marcelo Flores… entre otros. Y esta mezcla, que incluye a figuras de mediana edad deportiva como Nicolás Ibañez, Juan Pablo Vigón, Diego Reyes, por citar solo a algunos, es la que permite que los regiomontanos resulten un verdadero equipazo.
Por el lado del América tomaron una gran decisión: la contratación de Jardine, quien venía destacando al frente del Atlético San Luis, pero con un enorme logro en su carrera: la medalla olímpica dirigiendo a la selección de su país. Pero a la par de esto no han reparado en traer a figuras destacadísimas en otros clubes nacionales, al precio que sea: Jonathan Rodríguez, Kevin Alvarez, Julián Quiñones, los últimos en llegar. Esto se suma a jugadores que pasan por un gran estado físico y futbolístico: Alejandro Zendejas, Henry Martín, Álvaro Fidalgo y hasta Jonathan dos Santos. Un equipo maduro y pleno.
Lo único que puede evitar que los americanistas coronen su enorme inversión y sus acertadas decisiones de escritorio y cancha, es el enorme rival que tendrán enfrente este jueves y el próximo domingo. Este factor es el que les va a dar grandeza si son capaces de ganar o el que justificará la enorme frustración en caso de que no puedan.