Son días de sol y alegría estos de Malinalco, Estado de México; un pueblo que tiene una larga historia, como puede constatarse en el pequeño y valioso libro que tengo en mis manos titulado Malinalco y sus contornos a través de los tiempos, editado por la Universidad Autónoma del Estado de México y El Colegio Mexiquense, A.C., en el año 2006.
Coordinado por Xavier Noguez, el libro es una revisión multidisciplinaria que evoca, en primer lugar, la figura de Luis Mario Schneider (1931-1999), una figura señera para la historia reciente de Malinalco, que viene a confirmar la honda raíz histórica y cultural de este pueblo mexiquense.
Casi podría decirse que esa evocación es el motor de este libro, que revisa los aspectos geológicos de Malinalco, para luego detenerse en la flora y la fauna del lugar, describir su arqueología, especialmente el templo monolítico, la pintura mural y el tlalpanhuéhuetl, hasta revisar sus fuentes etnohistóricas, su arte colonial, las capillas de los ocho barrios que lo integran y el culto al Cristo negro de Chalma, la vida cotidiana en el siglo XIX y la experiencia de la Revolución mexicana en la región.
El libro alude también a la reforma agraria y el reparto de tierras, las fiestas patronales, las leyendas, la gastronomía, el centro cultural y el museo "Dr. Luis Mario Schneider", el paisaje natural, la resistencia social frente a la infraestructura invasiva, hasta llegar al recuento de los atractivos turísticos de Malinalco. Un libro, pues, que dibuja muy bien los contornos de un poblado antiguo y complejo; no alude a la tradición de curanderos que define en gran parte el pensamiento mágico del pueblo, pero no le hace falta: el libro es un recorrido por la historia antigua y presente de una comunidad mayor del Estado de México.
Finalmente, me detengo en el editor e investigador Luis Mario Schneider, un hombre a quien tuve la fortuna de conocer en 1994, a raíz de una tutoría que él ejerció sobre mi proyecto de crear un poemario. Su presencia en Malinalco vino a revitalizar la atracción antiquísima por este pueblo mexiquense, pues contribuyó a fortalecer el diálogo que ya existía entre los artistas, en un marco de natural y profunda belleza.
Hoy, el legado de Luis Mario Schneider es muy apreciado por los habitantes naturales y por sus visitantes, que pueden constatar cuánto el apego por la tierra se traduce en obras de perenne admiración, como el museo y el centro cultural que él propició. Visitarlos es recordar que la historia es un proceso complejo de voluntades puestas en acción. La historia que Luis Mario contribuyó a forjar es una muestra de ello.
