Negocios

¿Trabajo decente? No es mucho pedir

Moisés Butze
Moisés Butze

Cada 1 de mayo nos detenemos un momento para pensar en algo que nos atraviesa a todos: el trabajo. No importa si somos empleadores, personas trabajadoras o parte del gobierno —todos, de alguna manera, vivimos de él, lo generamos o lo regulamos. Pero, más allá de tener un empleo, ¿tenemos trabajo decente?

Desde la OIT, el trabajo decente no es un lujo: es un derecho. Se trata de contar con un empleo libremente elegido, con protección social, respeto a los derechos laborales y donde exista espacio dinámico para el diálogo y la negociación. Cuatro pilares simples, pero poderosos.

En México se han dado pasos importantes. La reforma laboral de 2019 cambió el juego; fortaleció la negociación colectiva y la libertad sindical. Hoy el país se prepara para una nueva etapa con el Plan Nacional de Desarrollo 2025-2030, que puede ser clave para transformar lo que todavía falta.

Muchos trabajadores siguen en la informalidad, sin prestaciones ni seguridad, sin voz, ni representación. Hay sectores enteros —plataformas digitales, jornaleros agrícolas, personas en movilidad— donde los derechos laborales aún son promesa. La política de cuidados, la reducción de la jornada laboral y el salario digno siguen siendo parte de una agenda pendiente.

El plan tiene un gran potencial. Impulsa sectores clave, promueve la innovación y ofrece caminos para fortalecer a las pequeñas empresas. Pero para funcionar requerirá diálogo honesto, de buena fe y constante entre quienes dan trabajo, quienes lo hacen, y quienes lo regulan, tal como lo dicta el Convenio 144 de la OIT, ratificado por México. La informalidad no se combate solo con cifras, sino con acuerdos, cultura tripartita, políticas integradas y compromiso.

Ahí es donde entra el diálogo social. No como un eslogan, sino como una práctica real. Escuchar, proponer, ceder, acordar. Y hacerlo no solo en grandes mesas de negociación, sino también en nuestra casa, cuando decidimos contratar con responsabilidad a trabajadoras del hogar. Porque la justicia social forma parte de la Constitución Mexicana desde hace muchos años, no es algo reciente. La Justicia social, además, no comienza con los compromisos asumidos en los tratados internacionales, empieza en lo cotidiano.

La OIT lleva más de cien años apostando por esa fórmula: diálogo social, normas, cooperación. México tiene instituciones fuertes, experiencias valiosas y una sociedad cada vez más atenta a sus derechos. El reto es poner todo eso a trabajar, juntos y juntas.

Este 1 de mayo la pregunta sigue en el aire: ¿tenemos trabajo decente? La respuesta no la tiene un solo actor. Es una construcción colectiva. Y es momento de retomarla en serio, con ambición y con sentido común.


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Pedro Furtado
  • Pedro Furtado
  • Director de la Oficina de País de la OIT para México y Cuba
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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