El 7 de agosto de 1903, nació en Nairobi quien se convertiría en un prominente arqueólogo y antropólogo británico: Louis Leakey. Era una época en que nadie tomaba muy en serio la sugerencia de Darwin en torno al origen africano del ser humano. Su esposa Mary Leakey y él, llevaron a cabo descubrimientos que, entre otras cosas, comprobaron esa hipótesis darwiniana.
A Leakey le interesaba la forma de vida del proconsul; un primate extinto con rasgos humanoides como la ausencia de cola y la presencia del dedo pulgar. Cuando conoció a Jane Goodall, el rumbo de su investigación cambió: ella estaba dispuesta a llevar a cabo una investigación en torno a la forma de vida de los chimpancés y así lo hizo en la Reserva de Gombe, para lo cual Leakey creó el Centro de Investigación de Primates en 1958.
Goodall fue parte del trío de mujeres discípulas de Leakey que dedicaron su vida al estudio de chimpancés, gorilas y orangutanes, junto con la tempranamente fallecida Dian Fossey y Biruté Galdikas. Esta última creó el nombre “Los ángeles de Leakey” en su magnífico libro, traducido al castellano como Reflexiones del Edén.
Nacida el 3 de abril de 1934 en Londres, Goodall descubrió que los chimpancés eran capaces de emplear herramientas, lo que destronó la idea de que solo el ser humano podía hacerlo y cambió la concepción del mismo. Estos animales —mostró Goodall— no solo emplean herramientas: viven en sociedades con normas establecidas que, en caso de no respetarse, el individuo recibe castigos también establecidos. Ella mostró que los chimpancés sienten no solo emociones elementales, sino, al igual que lo hace el ser humano, tienen emociones complejas como el miedo, la ansiedad, la soledad, el amor o la alegría.
Sobra decir que luchó por que se comprendiera la grandeza de estos animales, que lamentablemente por mucho tiempo fueron empleados en la investigación, lo cual ahora está prohibido en gran parte del mundo. Pero no fue solo su investigación sobre los chimpancés lo que hizo de Jane Goodall la figura que siempre recordaremos. Su contacto con la Naturaleza le llevó a ser una férrea defensora de los ecosistemas y de la vida animal en general.
Jane no solo evolucionó la etología; por muchos años se dedicó a esparcir por el mundo, a través de conferencias, la importancia de la vida silvestre. Fundó varias instituciones dedicadas a la educación y la conservación del medio ambiente: en 1965 creó el Gombe Stream Reserch Center para el estudio de los chimpancés, en 1977 creó el Jane Goodall Institute, que hoy opera no solo en Estados Unidos, sino también en Argentina, Chile, España, México, Chile y Perú, entre otros países. En 1991 creó Roots & Shoots, en Tanzania, para proyectos dedicados a los animales.
¡Cómo difiere esta mujer, que irradiaba paz, de la superficialidad actual de nuestras sociedades! Su vida queda como un ejemplo de valentía y dedicación a los animales y a la vida silvestre en el mundo.
Te recordaremos siempre, querida Jane.