Superada la fase más crítica de la contingencia sanitaria por la pandemia, a la par del retorno a la llamada nueva normalidad, regresaron también los delitos, reactivándose principalmente el narcomenudeo.
En un reporte sobre la incidencia delictiva, la FGE establecía que los delitos en la entidad aumentaron 21% en marzo respecto de febrero.
En el segundo mes de 2021 solo habían subido 3.6% los delitos respecto de enero, cuando descendieron 6.5% por efecto del nuevo encierro a causa de la pandemia, lo que rebasó la estrategia preventiva de la SSP.
Pero era otro el problema de fondo: prácticas indebidas que comprometían la seguridad pública del estado.
Reportes por separado del gobierno federal advirtieron de las graves omisiones y faltas en la SSP estatal.
El primero fue por el entonces secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, antes de dejar el cargo para irse de candidato al gobierno de Sonora; el otro reporte corrió a cargo de Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos de la Segob.
En específico de la SSPC federal, los focos amarillos se prendieron en la entidad poblana porque éste y otros jefes policiacos no ponían a disposición del MP federal la diversidad de drogas aseguradas, ni muchos menos a delincuentes.
No existía un solo informe de cantidades y destino de estupefacientes decomisados a la delincuencia, y en algunos casos volvían a las calles, o se utilizaban para confeccionar mejores "chalecos" en los operativos de decomisos contra grupos específicos.
La entrada y salida de delincuentes por la llamada "puerta giratoria" era más constante con evidencias documentadas de que las presuntas fallas en los juicios de oralidad, en realidad estaban muy bien confeccionadas para favorecer a delincuentes.
Ni droga decomisada ni delincuentes de los "miles" detenidos aparecían, se esfumaban en la opacidad operativa de mandos y jefes policiacos.
Encinas reportó la alerta por el manejo de los penales del estado donde la complicidad de la delincuencia y las autoridades carcelarias generaron la violación de derechos de internos, y favorecían los privilegios de algunos reclusos.
La presunta existencia de la hermandad policiaca poblana y sus prácticas palidecieron ante el avasallamiento de malos manejos de los mandos y jefes chiapanecos, como ocurrió en la desparecida Dirección de Vialidad Estatal.
Empezar la limpia en la SSP, es la mejor decisión.
Pablo Ruiz
pablo.ruiz@milenio.com