El concepto de lo bello y lo feo depende de la mirada en cada época o tiempo específico; la belleza puede resultar relativa para cada cultura; también las atribuciones que se le otorgan a la belleza y, por qué no, las cualidades morales que para algunos están ligadas a la belleza; dicho de otra forma, lo bello tendría que ser, además, bueno.
En fin, más allá de estas consideraciones, la belleza en la mujer está, por lo general, en el mundo occidental, acompañada de pelo; cabelleras cortas o frondosas, pero siempre cubierta la cabeza de pelo.
Sin embargo, un grupo de mujeres, cercano al 25%, sufren de alopecia androgénica femenina, de causa genética y multifactorial.
La caída de pelo puede comenzar antes de la menopausia o después de la misma.
Si la mujer comienza con caída de pelo antes de la menopausia, al llegar la menopausia la alopecia se hará más evidente; esto sucede porque el efecto anticaída de pelo de los estrógenos ya desapareció.
El pelo se torna más delgado y frágil: Miniaturización de los folículos.
La pérdida de pelo y su densidad provocan áreas sin cuero cabelludo; la raya media del cabello se hace más ancha; las áreas más afectadas son la frente y los parietales.
El diagnóstico de la alopecia se realiza mediante examen clínico y tricoscopía. El tratamiento inicial consiste, en primer lugar, en dar a conocer a la mujer afectada que la caída de pelo o alopecia puede detenerse y mejorar el crecimiento capilar.
Si bien es cierto que no hay un tratamiento curativo, también es verdad que cuando la paciente se adhiere al tratamiento los resultados son muy buenos.
Existen diversas estrategias de tratamiento que aumentan la densidad y el grosor del cabello existente; son medicamentos bien tolerados que se pueden usar por vía oral, o vía tópica y microinyecciones.
Durante el tratamiento, la mujer tiene que evitar el embarazo.
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