El príncipe Lev Myshkin es el protagonista de la novela El Idiota (1869) de Fiodor Dostoyevski.
El príncipe regresa de Suiza a Rusia después de haber estado unos años recuperándose de la Epilepsia. Lev significa león y Myshkin ratón; un ratón por fuera y un león por dentro.
Este príncipe estaba lleno de virtudes, bondad y buenos valores; era tan inocente que todos a su alrededor lo consideraban un idiota.
Los pacientes epilépticos (algunos), durante su adolescencia, al debutar con las convulsiones, parecen distraídos, ensimismados y absortos en sus propios pensamientos, durante estos periodos se encuentran “idos” como fuera del presente y la realidad.
Por eso dan la falsa imagen de “tontos”; hoy, lo que sufrió el príncipe hace casi 150 años, es llamado bulling.
El autor Dostoyevski padecía de convulsiones, de tal forma que bien conocía la enfermedad.
En sus escritos, describe a la perfección el fenómeno de aura: El como un paciente puede saber con anticipación está a punto de convulsionar; segundos o minutos antes los sonidos se tornan “chillantes”, las luces deslumbrantes, los olores y sabores muy intensos, o hay sensación de hormigueo en los dedos y pies; las auras son multifacéticas; el por qué de las auras, desde el punto de vista neurocientífico se desconoce; pero resulta quizá un fenómeno protector para el paciente, pues está avisado de que va a convulsionar y puede ponerse a salvo.
Las crisis propiamente dichas de convulsión también son variables.
La más común es la tónico clónica, en la que el enfermo se retuerce sobre sí mismo, todos los músculos se contraen, los ojos se desvían hacia arriba, la boca balbucea y brota espuma de saliva, algunos se orinan y defecan ahí mismo; quien ha presenciado una crisis convulsiva, nunca logrará borrarlo de su memoria.
Sin embargo, Dostoyevski padecía de otro tipo de epilepsia, la cual consistía, después del aura, en la aparición y sensación de imágenes celestiales y divinas, la permanencia en un espacio atemporal y muy placentero infinito.
De ahí que en este grupo de pacientes la persona parezca totalmente desbordada de la realidad; están en un mundo paradisiaco durante la crisis y por tanto abonan a su triste apariencia de Idiotas.
De hecho, cuando el autor acudió con el médico para tratar su epilepsia, el galeno le recomendó no estresarse, dormir bien y dejar de escribir.
Por fortuna no le hizo ningún caso, y nos brindó grandes páginas literarias en Crimen y castigo, Los hermanos Karamazov, El jugador y más.
Además, el escritor nos enseñó mucho sobre el cuadro clínico y las fases de la crisis epiléptica; no dejo de pensar en su obra los Endemoniados: ¿quiso decir “Los poseídos”?.
Porque al final, si hablamos de caos, la convulsión es la representación máxima de Caos cerebral.
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