Tras dos eventos de anuncios de futuros funcionarios y 13 nombres revelados por Claudia Sheinbaum, hasta ahora el símbolo transexenal de AMLO en el nuevo gabinete sigue siendo el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O. También tendrá un papel principal Raquel Buenrostro, ahora en Función Pública.
A pesar de que existían versiones de que Ramírez de la O contaba las horas para abandonar la SHCP, ante la presión que representa priorizar —en un cada vez más escaso presupuesto— los programas sociales y los proyectos de infraestructura estratégicos, la actual presidenta electa logró convencer al secretario de permanecer en el puesto, a cambio de que se le diera carta abierta para diseñar a su equipo de trabajo. En específico, tiene en la mira la sustitución del subsecretario de Egresos, Juan Pablo de Botton, encargado del ejercicio del presupuesto, joven economista por el CIDE y el hombre más cercano a Palacio Nacional dentro de esa dependencia.
La estrategia de Ramírez de la O fue en principio ofrecer esta importante posición a la ex secretaria de Administración y Finanzas del gobierno de Ciudad de México, Luz Elena González; no obstante, los planes para el ‘alfil económico’ de Claudia Sheinbaum fueron siempre más altos dada su capacidad, de manera que fue confirmada como secretaria de Energía para encabezar un proyecto de transición hacia fuentes de generación más limpias.
En este escenario, en Hacienda siguen en busca de un nuevo perfil para subsecretario, conscientes de que esa decisión, según la legislación orgánica, será exclusiva de la próxima presidenta. Aunque el propio AMLO ha dejado claro en diversas reuniones con el equipo de esta secretaría que la recomendación que le hizo a su sucesora es que mantuviera en la dependencia al equipo completo, prácticamente sin excepciones.
Palabras clave
Sobre este mismo tema, en la Secretaría de Hacienda ha empezado a correr el rumor de que la recomendación de Palacio Nacional, en caso de que sea indispensable sustituir a De Botton en la Subsecretaría de Egresos, sería la de Andrés Manuel López Beltrán. La versión, enmarcada en la pugna por el trascendental puesto, se lee totalmente improbable; esto con base a los lineamientos que ha manifestado el presidente López Obrador sobre la no participación de su familia en el gobierno.
