El repunte en el interés de temas relacionados con la necesidad de erradicar la violencia contra la mujer no es una novedad, sino el resultado de una lucha de décadas.
Ahora grandes medios de comunicación se suman con “nuevas perspectivas” según la crítica, como es el caso de los documentales de Netflix: “Las Tres Muertes de Marisela Escobedo” y “American Murder: The Family Next Door”.
Sin embargo, todavía queda al aire un importante cuestionamiento:
¿Estamos los hombres consientes sobre las peticiones y cambios que nos exigen los movimientos feministas? y que además son una obligación y responsabilidad que como varones tenemos hacia las mujeres, nosotros mismos, nuestras familias y hacia la sociedad en general.
Definitivamente creo que la respuesta es NO, la mayoría de los hombres no logra entender la necesidad que tenemos de cambiar la forma en la que nos enseñaron a relacionarnos, estamos tan cómodos en nuestro estatus de “privilegio” que nos otorga la sociedad solamente por nacer con pene, que no logramos visibilizar el daño que ocasionamos y las pérdidas que tenemos en la reproducción de estos modelos tradicionales de masculinidad.
Los hombres somos los principales responsables del cambio, ya que somos los principales reproductores y perpetuadores de la violencia hacia las mujeres.
Y para tomar este papel de responsables (y sobre todo como agentes de cambio) será necesario que cada varón pueda contactar con su propia necesidad de mejorar sus vínculos y su propia calidad de vida.
Luego, deberá trabajar en la importancia de reactivar los servicios públicos encargados de atender, prevenir y erradicar la violencia de género.
La mayoría de estos programas han sido cancelados, quedando sin operatividad la parte medular que es la prevención.
Si se pretende alcanzar la igualdad de género según los 17 objetivos del Desarrollo Sostenible que nos plantea la ONU, es de suma importancia la reactivación de la atención hacia los varones y la parte preventiva que debemos potencializar: inversión en la prevención que nos toca a nosotros.
Los hombres y la prevención somos la clave para lograr disminuir los porcentajes tan elevados de la violencia que viven las mujeres.
El siguiente paso es ¿cómo podríamos los hombres ser conscientes de nuestra urgente necesidad de cambio?