Premios como el Emmy o el Oscar (los Globos de oro cada vez están peor), aún tienen el poder de hacernos voltear a ver un título en específico. En mi caso fue Fleabag, la ganadora a Mejor Serie de Comedia que en México puede verse a través de Amazon Prime (dos temporadas de 6 episodios cada una). En las listas previas al Emmy ya había leído que se trataba de un portento televisivo, una de las mejores series de los últimos años, dicho por varios críticos reconocidos. Todos los adjetivos se quedan cortos, Fleabag es un programa que va más allá en todos los sentidos.
Más que alabar todos sus elementos, quiero abordarlo desde mi óptica como hombre gay. La protagonista de Fleabag es una mujer a la que básicamente le gusta mucho tener sexo, por diversas razones, positivas o negativas, pero en su vida es un elemento fundamental. Evidentemente es juzgada por su familia, tiene una serie de problemas emocionales derivados de no saber cómo vincularse con los demás, usa el humor como defensa y hace parecer a todo mundo que todo está bajo control. No hay nada más gay que eso.
Fleabag es una serie que rompe con todos los esquemas, es el inicio de una nueva forma de hacer televisión, una más cruda, más real y gracias a eso con más capacidad de crear una conexión real con sus espectadores. Es la nueva meta a vencer por los guionistas. Si no la ha visto, no espere un minuto más. Lo va a cambiar.