Está por terminar noviembre, el mes en el que el día 15 conmemoramos el Día Mundial sin Alcohol, por lo que fuimos invitados a dar algunas pláticas a propósito del consumo excesivo de bebidas etílicas, en las que aprovechamos para comentar sobre adicciones en general.
En mis charlas comenté que, si bien hablar de adicciones muchas veces nos remite mentalmente a pensar en drogas duras como el fentanilo, las metanfetaminas y otras de alto impacto, nuestra realidad señala que las sustancias como el tabaco, el alcohol y la mariguana, son de las primeras con las que hacen contacto los jóvenes y de las cuales en el mediano plazo se desarrolla un buen número de dependientes o adictos.
Y es que aparentemente se ha normalizado el consumo de tabaco, alcohol y mariguana, las dos primeras, drogas legales y, la tercera, en estudio legislativo de su posible regulación, con argumentos muy simples como que “todo mundo lo hace” y en el caso del tetrahidrocannabinol (THC), proliferando las voces ignorantes que dicen que por ser “natural” causa menos daño.
La realidad es que cuando se hacen campañas de adicciones, además de las drogas sintéticas, se deberían incluir estas sustancias de amplio consumo que están causando estragos de diferentes maneras en nuestra comunidad.
El tabaquismo, por ejemplo, además de ser una adicción costosa que la persona ya no dimensiona por tener integrado el gasto en cigarrillos o vapes dentro de su economía, es causa de diversos tipos de cáncer, enfermedades del sistema respiratorio y algunas más que requieren atención médica muy onerosa, además de conducir en muchos casos a la muerte.
El alcoholismo sigue siendo una de las adicciones de mayor prevalencia en nuestro país, donde “todo mundo bebe”, sin que mucha gente haga consciencia de los múltiples daños que causa al enfermo y en su entorno, incluyendo causas directas o indirectas de defunción.
Lo mismo pasa con la mariguana, pese a los discursos defensores de esta droga, cuya adicción no sólo es de las más tardadas en superar, sino que tiene síntomas tan lamentables como la anhedonia que es la incapacidad de sentir placer y la pérdida de interés o satisfacción en casi todas las actividades.
De tal suerte que hace falta mucha prevención para crear consciencia de que las drogas, incluyendo el tabaco, el alcohol y la mariguana, sí hacen daño, sí causan adicción y sí traen consecuencias.