Política

Las batallas de Francisco

Desvivirse en elogios ante un féretro es fácil. La congruencia importa poco. Hay casos, lamentablemente muchos, entre los que incluso como jefes de Estado y de gobierno no mostraron simpatía alguna ante las posturas y consideraciones del desaparecido pontífice. Vamos, ni siquiera tuvo el cobijo, menos comprensión, del presidente de su propio país. A Javier Milei en uno de sus momentos de exabrupto a los que sus conciudadanos ya están acostumbrados, se le pasó la mano en insultos de extrema vileza en los que también dijo que Francisco era “representante del maligno” y hasta lo acusó de promotor del comunismo. La filiación ultraderechista de Milei hizo que despotricara contra él, aunque, luego, terminaría en el Vaticano el año pasado para implorar perdón de rodillas y actualmente, ya fallecido, ponderando a quien ha sido nada menos que el primer Papa surgido en Argentina y en el continente americano.

Hoy la despedida del Papa Francisco se dará con la mínima pompa posible, tal como fue solicitado por él mismo, y atenderán, ni duda cabe, muchos de esos gobernantes que con sus hechos tanto contradicen la filosofía de quien llegó –con su habitual cátedra de diplomacia en el discurso–, a fustigar acciones antihumanitarias de algunos de ellos. No hay que olvidar que una de sus grandes luchas fue la de defender las causas de los migrantes indocumentados. Es reciente, incluso su rechazo a la decisión de Donald Trump de las deportaciones masivas o la de prejuzgarlos como delincuentes y hasta enviarlos a Guantánamo o a las mazmorras en El Salvador. No fue una causa papal cualquiera, tuvo gran insistencia en llevar adelante una toma de conciencia universal ya que el tema se extiende a los llamados “ilegales” en muchas otras partes del mundo. Pero Trump presumirá estará ahí.

Más complicado, en asuntos de política internacional, fue tratar el asunto de los desplazados de Gaza y las masacres (¿más de cincuenta mil muertos no merecen esa denominación?), efectuadas por el Ejército israelí en el proceso de invasión a esa parte de Palestina, cuestión no solamente apoyada por Trump sino con el agregado hasta sugerir la disparatada dispersión de la población “hacia donde sea” y emplear ese territorio para fines de desarrollo ¡inmobiliario! Para otros, incluso así lo creyó Francisco, el criterio es que esto implicaría desaparecer de plano un país. Y no hay que olvidar que, desde el inicio de la guerra, Francisco buscó sólidamente treguas y de ser posible, el cese de hostilidades entre Rusia y Ucrania, y eso que fue muy cuidadoso en evitar tomar partido.

En el orden mundial también fue manifiesta su preocupación por el medio ambiente. Y no en frases bonitas ni complacientes. Era enérgico en pugnar por la atención universal sobre este tema, señalando por ejemplo que “somos parte del medio ambiente y, por tanto, cualquier daño a la naturaleza es un daño directo a la humanidad”. Sostuvo que vivimos en una crisis ecológica y hasta que la “destrucción de la biodiversidad pondrá en peligro la existencia de la especie humana”. Convocó, cada vez que tuvo ocasión y de manera muy especial en la Cumbre de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, a todos los líderes del mundo a hacer su parte y reclamó la realización de un efectivo acuerdo climático. El Papa Francisco fue apenas el cuarto pontífice en usar el foro de la ONU.

Sin embargo, una de las grandes luchas de Francisco giró en torno a la atención a las nuevas generaciones, a comprenderlas y también a tolerar posiciones que antes eran impensables en un pontífice. Fue muy cuidadoso en adoptar posturas, pero sorprendió con afirmaciones sobre los derechos humanos de la población “gay” y de los matrimonios entre homosexuales, aunque sí fue firma en lo que toca al aborto, el sacerdocio de la mujer, etcétera.

Todo esto último no fue, por lógica, del beneplácito de las corrientes conservadoras dentro de la misma Iglesia. Inclusive, en el cónclave de su sucesión, no debe menospreciarse que los conceptos revolucionarios de Francisco estarán motivando el encuentro entre las facciones cardenalicias que decidirán quién ocupará en lo sucesivo el trono de San Pedro. Llegará en unos días el cuerpo del Papa a donde, con su humildad característica, prefirió descansar, en Santa María la Mayor. Sin embargo, sus batallas no terminarán y dejarán una huella que perdurará por siempre. Descanse en paz el Papa que llegó a Roma de ultramar. Su ejemplo seguirá cimbrando al mundo.


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Miguel Zárate Hernández
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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