La llegada al poder de Donald Trump en su segundo período como presidente de los Estados Unidos, ha generado una gran expectativa, sobre todo mediática, por la posibilidad de que lleve a cabo una deportación masiva de migrantes mexicanos y de otros países de Centroamérica.
Sin embargo, a pesar de su retórica antiinmigrante, y el endurecimiento de su discurso en la campaña, los números reflejan otra realidad, y habría que analizarlos sin apasionamientos, ni tintes políticos como lo quieren hacer algunos políticos de la 4T.
La historia señala que durante su primer año como presidente Trump deportó 177 mil inmigrantes menos que Barack Obama en 2009, su primer año en la Casa Blanca, de acuerdo a datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos.
A Bill Clinton (1993-2001) se le atribuye haber deportado a 12 millones 290 mil 905 personas durante su período, mientras que George W. Bush (2001-2009) hizo lo propio a 10 millones 328 mil 850 migrantes en el mismo lapso.
Aunque muchos se sorprendan, Barack Obama (2009-2017), quien tenía una imagen de buena onda ante la opinión pública, y los grupos étnicos en el vecino país lo consideraban un hombre más justo que sus antecesores, deportó a 5 millones 281 mil 115 que residían de manera ilegal.
La sorpresa viene cuando (basados en la estadística), la cifra de Donald Trumpo en su primer período es de 1.5 millones de deportaciones, es decir, su discurso es mucho más beligerante que sus números en ese tema.
Por su parte Joe Biden, hasta febrero de 2024, ha había realizado 1.1 millones de deportaciones; sin embargo, la tendencia indica que al finalizar ese mismo año, seguramente va a superar los cuatro años anteriores de Trump.
En cuanto a la comunidad migrante de origen poblano que vive en Estados Unidos, superó la cifra de 2.8 millones de personas, y la mayoría se ubica en zonas como Los Ángeles, Nueva York, Connecticut, Nueva Jersey y Chicago.
Recientemente el gobernador Alejandro Armenta comentó que esa cifra incrementó a 3.5 millones de originarios de la entidad en territorio estadounidense. Por esa razón es un tema que preocupa a los poblanos.
Es un hecho que las deportaciones seguirán, y más ahorita que acaba de tomar posesión Donald, considerado el enemigo público número uno de los mexicanos, pero hay un dicho popular mexicano muy sabio: perro que ladra... no muerde. Esperemos que así sea.