La decisión sobre la apertura de las compuertas de la presa El Cuchillo para el trasvase de agua a Tamaulipas es cuestión de horas, y si la Conagua se apega a la ley, es muy probable que no se lleve a cabo, dado que el embalse se encuentra al 19% de su capacidad.
Apenas hace unos días, el director de Agua y Drenaje de Monterrey, Juan Ignacio Barragán, declaró a mi compañero Eduardo Mendieta que la postura del gobierno de Nuevo León es no llevar a cabo el derrame controlado del vital líquido.
El argumento es contundente y válido, las condiciones no son las óptimas de acuerdo con lo que señala la ley de aguas de la Cuenca del Río Bravo, a la que pertenecen los estados en disputa.
Sin embargo, en la entidad tamaulipeca están confiados en que ese procedimiento se hará sí o sí, porque los acuerdos se deben respetar, aunque tampoco han tomado hasta ahora una posición más firme.
Hasta ahora solo las autoridades involucradas se han manifestado al respecto, y a todas luces falta una mayor “acción colectiva”, pues pareciera que una vez superada la crisis hídrica, a los regiomontanos se nos olvidó el tema.
Dejó de ser importante para los ciudadanos porque las autoridades resolvieron de manera momentánea el desabasto, pero el origen del problema está latente, pues las lluvias en la región seguirán escaseando.
En la historia de los movimientos sociales del estado, en los últimos años se registran tres de relevancia: el derrame de la refinería de Pemex al río San Juan, en Cadereyta (2016); ese mismo año hubo oposición al proyecto Monterrey VI, por las sospechas de corrupción. Al final ni se comprobaron, ni se llevó a cabo la obra.
El último de éstos fue en el 2018, debido a la extracción de gas a través del llamado fracking que los expertos afirman provoca daños ambientales. También en esa ocasión la gente se organizó para protestar, según la investigadora Beatriz Liliana de Ita (2019).
En el tema del agua, y de otros tan importantes para nuestro estado, es indispensable la organización ciudadana, no la de los partidos, para enfrentar ese y otros asuntos que afectan la vida de los nuevoleoneses. De lo contrario, los políticos seguirán abusando del pueblo.
Miguel Ángel Vargas
miguelangel.vargas@milenio.com