Desde hace poco más de una semana, unos 500 estudiantes de la UDEM están pidiendo al presidente del Consejo, Álvaro Fernández, y al rector Mario Páez, que la institución educativa rompa relaciones con el gobierno de Israel y condene el genocidio en contra del pueblo palestino.
En una carta firmada por miembros de la comunidad estudiantil aseguran que dentro de la comunidad UDEM conocen de primera mano el poder de la movilización pacífica y colectiva tiene para transformar el mundo.
Por esa razón decidieron sumarse a los esfuerzos nacionales e internacionales desde las comunidades universitarias, a fin de exigir las siguientes acciones 1) condena pública al genocidio perpetrado por el Estado de Israel en contra de Palestina.
Es decir, que la Universidad de Monterrey emita un posicionamiento público exigiendo respeto y garantías a los derechos humanos y el cese inmediato al fuego, así como retirar la bandera de Israel del pabellón del CCU.
Por otra parte, que suspenda todos los convenios de colaboración y relaciones académicas con las universidades de ese país, con las que la UDEM tenga vínculos, cuando menos hasta que se acaben las hostilidades.
En tercer lugar demandan revisar el carácter sionista de la beca, actualmente gestionada en colaboración con el Centro Israelita de Monterrey, además de terminar con los viajes de emprendimiento que realizan en verano.
Por último que se realicen las acciones necesarias para crear un fondo de becas a estudiantes palestinos con apoyo financiero integral, dirigido a quienes interrumpieron sus estudios por la destrucción total de las instituciones de educación superior en la Franja de Gaza.
En lo personal, me encanta ese despertar de los jóvenes desde las aulas y que no esperen salir al mundo real para tomar decisiones. Por cierto, este domingo también tienen una cita importante con la historia en un proceso electoral que necesita de su activa participación.
Justo hablaba sobre el tema con mis hijos Juan Pablo, de 22 años, y José María, de 20, sobre la relevancia de acudir a las urnas. México es un país donde no podemos dejar la toma de decisiones en unos cuantos.
Entre más ciudadanos salgan a emitir su voto, los políticos tendrán que comprender que así como el pueblo premia, también castiga a los falsos profetas.