Sería irresponsable de mi parte emitir un juicio de culpabilidad o inocencia respecto a los cargos imputados al ex hombre fuerte de los sexenios de Vicente Fox y Felipe Calderón, el ex secretario de Seguridad Pública Federal, Genaro García Luna; sin embargo, retomaré lo que se ha dicho hasta el momento y que resulta evidente a los ojos de muchos que hemos seguido el proceso en contra del alguna vez considerado súper policía.
Y es que el veredicto del jurado se basó en nulas pruebas y en muchos dichos de personas que en su momento fueron detenidos por las autoridades mexicanas, dichos de criminales encontrados culpables no solo de narcotráfico y crimen organizado transnacional sino también de ser responsables de miles de muertes en nuestro país.
Criminales confesos y sentenciados, detenidos por fuerzas de seguridad de México, muchos de ellos encabezados por García Luna, fueron los que aseguraron que había una colusión con el cártel de Sinaloa que le habría permitido un crecimiento importante, lo cual parece extraño pues justo en el periodo de Calderón e inicio del de Peña, otros grupos delictivos se fortalecieron de las luchas intensivas en la búsqueda de crecer sus zonas de influencia.
Si nos sujetamos a lo dicho por los criminales, y no por las pruebas, resulta fácil entonces pensar que así como a García Luna se le acusó de mantener actividades delictivas hasta el momento de su detención, podríamos decir que estas relaciones poco claras con los delincuentes se han extendido más allá del sexenio de Calderón y salpican a todas las administraciones federales de nuestro país sin dejar a nadie a salvo, ni al gobierno de la 4T.
Podríamos entonces hacer toda una novela que resulte en señalamientos de culpabilidad a los responsables de la liberación en su momento de Ovidio Guzmán, o qué decir de los oscuros encuentros del rey del huachicol en Tamaulipas, Sergio Carmona Angulo, asesinado en Nuevo León, de quien se dijo, apoyó campañas de Morena y prestó sus aviones al dirigente del partido, Mario Delgado. ¿Y los saludos efusivos a la mamá del Chapo? ¿Y las constantes visitas a Badiraguato?
Ojo… podrían estar escupiendo hacia arriba, a quien le quede el saco que se lo ponga, decía mi abuela.
Miguel Ángel Puértolas
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