El escándalo más reciente en redes sociales sobre un reto fue este que deja al descubierto el nivel de descuido que tenemos de nuestros jóvenes, dejemos por un momento de lado el tema de dónde sacaron las pastillas y analicemos un poco las causas que llevan a muchos jóvenes por diversas circunstancias a llevar a la práctica actos tan riesgosos como ingerir un medicamento controlado que puede llegar a causar la muerte.
Cualquiera podría decir que se trató de una travesura, pero no es así, estamos hablando que ingirieron una sustancia que si bien no es ilegal, al final se trata de un medicamento que por ende lleva un riesgo para quien lo consume, y la pregunta no es necesariamente dónde estaban las autoridades sino ¿dónde estaban los papás?
Me sorprende la cantidad de padres de familia que dan por hecho la normalidad del uso de redes sociales en sus hijos menores cuando no saben el daño que le hacen al permitirles ser adictos, por ejemplo a los likes, y cuántos de estos menores han terminado con crisis de ansiedad en el mejor de los casos por no sentir la “aceptación” que deberían tener en estos espacios virtuales.
Y esa necesidad se desprende de una falta de atención por parte de los tutores, quienes son responsables de trabajar en la madurez emocional de los jóvenes con convivencia presencial sana y ser una guía. Podrá sonar esto una exageración pero ¿sabe usted realmente lo que hacen sus hijos con un celular? ¿Sabe la cantidad de porquerías que se pueden encontrar que terminará por destruirles su realidad?
Pero no hablo de prohibir la tecnología tan útil hoy en día para las actividades incluso académicas sino la orientación y la vigilancia que debe de hacerse por el bien de sus hijos, ya no pregunto si alguna vez se ha asomado a la mochila de sus hijos... ya no digamos a la de su mente, simplemente la que lleva a la escuela. Si lo hace podría llevarse sorpresas, agradables... o no.
Miguel Ángel Puértolas
miguel.puertolas@milenio.com
