Este mundo sería maravilloso si todos veláramos por la prevalencia y respeto al estado de derecho, principio de gobernanza que aplica a personas, instituciones y entidades, públicas y privadas, incluido el propio Estado en el que todos están sometidos a las leyes y que sin distinción se hacen cumplir por igual y se aplican con independencia
En pocas palabras nadie fuera de la ley, pero parece que estamos inmersos en un mundo donde hay todavía quienes se sienten ajenos a la aplicación de las leyes debido a los altos índices de impunidad que prevalecen en nuestro país, esa percepción de que no pasa nada por un sinnúmero de razones, entre las que destacan una parálisis en la aplicación de la ley principalmente por actos de corrupción.
Y es que en México urge una verdadera independencia de poderes, que para mala suerte de todos quienes vivimos en este país, cuando conviene existe y cuando no los tres poderes forman una amalgama inquebrantable en detrimento de las mayorías sobre todo cuando existe una gran presión desde el Poder Ejecutivo principalmente y es entonces cuando del principio básico del estado de derecho.
Como mexicanos debemos exigir que se adopten medidas para garantizar el respeto primero a la ley, a la igualdad ante ésta, donde no se le use con fines políticos sino para que se haga justicia, exigir la separación de poderes, que se incentive la participación ciudadana en la toma de decisiones. Nos urge igualdad ante la ley, sin menoscabo a ello, así como terminar con la arbitrariedad de quienes la aplican, para lo cual se requieren acciones de transparencia y con ello combatir la corrupción.
La sociedad en conjunto debe crear las condiciones que permitan el respeto uno a las garantías que otorga la Constitución y dos que se cumplan con las obligaciones que por ley tienen los entes públicos encargados de gobernar al país. Sin embargo aún estamos muy lejos de tener un pleno estado de derecho, pero un error sería solo exigir, sin que como ciudadanos actuemos, más allá de las marchas.
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