Un contrasentido resultó todo lo dicho ayer por el Presidente López Obrador luego que una jueza federal concedió una suspensión provisional a Edmundo Jacobo Molina, secretario ejecutivo del INE, quien regresó a su cargo luego que este fuera desaparecido gracias al famoso plan B electoral.
Y es que el mandatario calificó al funcionario del INE como alguien que ha tolerado fraudes ¿tolerado? y por eso se mantenía en el puesto por ser un antidemocrático, perteneciente a la camarilla que ha manejado el INE durante mucho tiempo. No olvidemos que al final ese personaje “antidemocrático” y esa “camarilla” fue la misma que validó su triunfo en la presidencia y ha validado los triunfos de Morena en subsecuentes elecciones.
Luego entonces nos preguntamos ¿Morena es parte de esa camarilla de antidemócratas pues sus triunfos han sido validados por ese INE hoy descalificado desde el púlpito mañanero en el Palacio Nacional? El tema tiene mucho de fondo, pues es además un preámbulo del galimatías en que se ha convertido la legislación en materia electoral.
Pues así como sucedió con el caso del secretario ejecutivo del INE puede pasar con los miles de empleados del Instituto Electoral que serán despedidos con la entrada en vigor de este plan B, nada está dicho y los amparos podrían solicitarse por el mismo número de despidos con el antecedente que deja esta resolución que por cierto aún espera el proceso para conceder la suspensión definitiva, lo que sería un duro revés para el promotor de esta reforma.
El efecto puede ser en cascada pues agregue lo que le comenté En Frecuencia del 6 de marzo, donde le platiqué respecto a la decisión de la Suprema Corte de cómo resolverá las acciones de inconstitucionalidad limitando los efectos de una ley con el voto de una mayoría simple del total de los ministros de la Corte.
Faltan muchos escollos por sortear en este mar de incertidumbre, ya veremos si al final la razón impera y no la imposición del oficialismo.
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