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Dios y Satanás: son necesarias sus existencias… no cambien, ches

Lo que para muchos —la gran mayoría del planeta— son arrogantes, soberbios, malos ganadores y faltos de educación (me refiero a los argentinos) para ellos mismos, y algunos otros, son ejemplo de cómo se debe de competir para triunfar.

Esta Copa del Mundo nos ha enseñado que puedes tener tu verdad, pero jamás será la absoluta. Nunca.

El problema es cuando le dices a otro que está equivocado, que tu razón (perceptiva) es la buena y la de él es la errónea.

Esto lo hablo en “verdades de percepción y gusto”, es decir, cualitativas, más no cuantitativas.

(Porque sí existen verdades absolutas en cuanto a hechos. Esas verdades no se rebaten: “México está en América y no Europa”; “en Italia se habla italiano”; “el Real Madrid es el equipo con más Champions en la historia”, etc. Esas verdades no tienen discusión. Yo me refiero a las de gustos, ésas sí).

Este fin de semana la discusión número 1 fue la del bajo comportamiento de los argentinos, típico de ellos (característico, no totalitario, que quede claro. Conozco argentinos de 100 puntos. Hermosas personas).

Fueron criticados por la mayor parte del mundo, y con mucha razón.

Fueron malos ganadores, soberbios, crecidos y todo lo que sabemos de ellos.

Sin embargo, ésa es su forma de competir, es su forma de buscar ganar, aunque a miles de millones (ME INCLUYO) no nos guste.

Ahora bien, los que discrepamos de esas formas, ¿tenemos razón?; los que la aplauden, ¿tienen razón?

Han de decir ustedes que NO TOMÉ partido por ninguna parte, pero no es así: sí me incliné por una.

Más allá de que yo la catalogo como soberbia, creída y crecida, mala ganadora, falta de educación, civismo y categoría, más allá de eso, me quedo con que cada quien tiene todo el derecho de actuar en la vida como le parezca.

Yo la critico, la condeno y me parece petulante, pero ¿y quién puede afirmar que están equivocados en ser así?

Será finalmente el futbol y la vida quienes se encarguen de poner a cada uno en su lugar.

Eso sin duda, porque del otro lado está la Croacia de Lukita Modric.

El hombre nacido en Zadar, Croacia, ha sido el ejemplo del deportivismo, el ejemplo a la humildad, a la decencia, a la educación, todo esto sin perder la calidad y las ganas de ganar.

Son dos formas distintas de buscar ser el mejor:

1. La arrogancia, la soberbia, la falta de deportivismo, CLARO, con calidad en su futbol, porque la tienen, y 2. Todo lo que encierra la amada Croacia. El mundo está con los croatas.

Mañana se enfrentan Dios vs Satanás, el bien vs el mal, los criticados Di María, Enzo Fernández, Montiel, Paredes, Otamendi vs el querido y aplaudido Modric.

El futbol tiene un capítulo por demás interesante la noche del martes en Doha, Qatar, (mediodía en México), porque no lo veremos solo por saber quién gana y pasa a la Final, sino con el morbo (la inmensa mayoría en el mundo) de ver caer a los albicelestes y palpar el dolor de un ser soberbio, arrogante y burlesco… aunque sepamos que ni así modificarán su esencia.

¿Deben de cambiarla?, NO. No deben, porque si eso sucediera el futbol perdería ese morbo que crea en cada competencia de esta índole.

El argentino debe seguir siendo así, odioso, petulante, tal cual se mostró ante Países Bajos.

No cambien, ches, lo digo en verdad, porque así como existen Dios y Satanás, debe seguir existiendo el deportivismo… y ustedes.

PD: Hasta mañana.

Miguel Ángel Arizpe

Twitter: @ArizpeMiguelZ

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Miguel Ángel Arizpe
  • Miguel Ángel Arizpe
  • Periodista deportivo desde 1990, cobertura de 4 mundiales, 2 Eurocopas y 2 Copas América. Corresponsal político en Francia de 1994 a 1996. Especializado en futbol y beisbol de Ligas Mayores. 16 años como columnista; desde enero 2022 en Mediotiempo.
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