México cuenta con diversas características que les abren las puertas a las empresas para aprovechar oportunidades de crecimiento. Su ubicación geográfica, por ejemplo, permite estrechar relaciones por medio del T-MEC, mientras que su postura comercial con Europa y Asia abre conductos importantes para el comercio internacional. Asimismo, gozamos también de un bono poblacional, en donde la mano de obra y su ocupación dentro de las manufacturas son un factor diferencial a la hora de atraer inversiones extranjeras.
Hoy vivimos una realidad donde las reglas del juego han cambiado. Necesitamos impulsar la recuperación económica y, para lograrlo, tenemos que realinear nuestras fortalezas, identificar oportunidades y generar acciones que permitan capturar valor.

Para hacer que todas estas características se alineen favorablemente ante los desafíos de la reactivación económica global y las nuevas tendencias de consumo, hay que reflexionar sobre el papel que juega la administración del capital humano para crear ventajas competitivas.
En la nueva normalidad, por ejemplo, las empresas que respondieron capacitando a su talento pudieron adaptarse más rápido al trabajo remoto y reforzaron sus operaciones para mantener la continuidad del negocio.
Definitivamente, la persistencia y el crecimiento de un negocio estriba en gran medida en la integración y el desarrollo de los colaboradores, algo que conlleva ciertos desafíos. De acuerdo con nuestra más reciente Global CEO Survey, tres aspectos que preocupan a los líderes al respecto son: la capacidad de los empleados para aprender nuevas competencias (14%), cómo motivarlos e incentivarlos a aprender y poner en práctica lo aprendido (16%) y cómo retener a los empleados que hayan mejorado sus competencias (19%).
En este sentido, todo esquema de capacitación exitoso requiere de una estrategia que combine un liderazgo reflexivo, herramientas relevantes e incentivos para armonizar lo que los colaboradores necesitan con los objetivos de la organización.
En México, 56% de los líderes empresariales afirman haber visto un progreso dentro de su organización después de establecer programas estratégicos de capacitación para desarrollar las habilidades técnicas y digitales de sus colaboradores.

No cabe duda de que la administración del capital humano está estrechamente ligada al sentido de propósito de las empresas. Cuando una compañía puede demostrar cómo vive sus principios en la práctica —sobre todo en momentos complicados—, transmite un mensaje muy poderoso.
Tener un propósito ético y trabajar a favor del crecimiento integral de los individuos en la economía y en la sociedad activa un círculo virtuoso a largo plazo. De esta manera, las empresas que identifiquen oportunidades para brindar un valor agregado e impactar positivamente a todo el ecosistema social que las rodea tendrán mayores probabilidades de éxito si pueden.
Es momento de escuchar lo que el mercado y los consumidores están exigiendo. Para esto, es crucial analizar atentamente las tendencias que ya están transformando la realidad, de manera que las inversiones de las empresas estén encauzadas hacia el futuro.
En el camino, los equipos que cuenten con las habilidades para operar en un contexto de grandes saltos tecnológicos e innovaciones serán un elemento fundamental para poder accionar efectivamente las decisiones estratégicas de las empresas.

Aun frente a las situaciones inéditas y extremadamente complejas que seguimos atravesando, existen grandes oportunidades de negocio. Los equipos adaptables permiten reimaginar las operaciones y activar cambios a futuro para materializar todas las oportunidades que podemos aprovechar en México para tener una economía cada vez más resiliente.
* El autor es socio director de PwC México