A través de la historia, la gran mayoría de los derechos laborales se establecieron por medio de la violencia y la lucha armada. Esto es lamentable, dado que el diálogo y la generación de consensos son herramientas para evitar los conflictos y guerras.
El día de descanso a la semana (domingos), la jornada diaria de 8 horas, los centros de trabajo limpios y seguros, el pago en dinero y no vales, así como el derecho a vacaciones, se dieron bajo el contexto de revoluciones. Prueba de muestra son Cananea en 1906 y Río Blanco un año después, precursores de la Revolución Mexicana.
Me resulta muy grato ver que en los últimos años cada vez hay más empresarios con dimensión social y corazón empático, que reconocen mayores derechos a sus trabajadores. El aumento histórico al salario mínimo que entrará en vigor el 1 de enero, así como el aumento de las vacaciones mínimas de 6 a 12 días en el primer año laborado, representan un ejemplo de cómo el diálogo debe triunfar.
Los derechos laborales han buscado dignificar durante siglos las vidas de millones de personas trabajadoras que, a pesar de la constantemente creciente precarización e incertidumbre laboral, han tenido que seguir esforzándose todos los días para sostener a millones de familias en México y en el mundo.
México sigue siendo el país de toda la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) con menos días mínimos de vacaciones al año, con 6. Bajo la doctrina más avanzada del propósito de las vacaciones, éstas no solo significan días de no-trabajo para pasear o salir del lugar donde vivimos, son momentos para reencontrarnos con nuestras familias, con las personas que apreciamos y, también, para disponer del tiempo para las actividades que le dan sentido a nuestras vidas.
Hasta antes de la reciente reforma al Artículo 76 de la Ley Federal del Trabajo, la clase política mexicana, durante los sexenios pasados, había sido omisa ante la necesidad de ampliar los derechos de las personas trabajadoras, las vacaciones habían estado congeladas por casi medio siglo. Lo ideal hubiera sido que a través de los años se hiciera un aumento escalonado gradual, pero ante esta falla histórica, la Comisión de Trabajo del Senado, que preside el senador Napoleón Gómez Urrutia, determinó aumentarlas al doble y fue aprobada por unanimidad.
Esta nueva reforma plantea empezar a saldar la deuda que se tiene con las personas trabajadoras y dejar de ser uno de los países con menos vacaciones del mundo.
Cuando los derechos laborales se hacen realidad, la dignidad se hace costumbre.
Mauricio Cantú González
@CantuMauricio