He escuchado infinidad de veces el video de Francisco Céspedes que se volvió viral, en el cual critica que el presidente de Cuba haya sido el invitado de honor durante un desfile del Día de la Independencia en México.
Muestra su descontento con el trato deferente que recibió por parte de López Obrador, y califica al presidente de la isla como un tirano. En ese contexto escucho las palabras “me cae muy mal ese tipo y ojalá que se muera” y al respecto me quedan dos impresiones: la primera, que Céspedes se refiere a su presidente y no a AMLO; la segunda que en el amplio rango de la libre expresión de las ideas se entiende que ante la desesperación e impotencia por las carencias de su pueblo puedan llegar provocar esas expresiones.
Y aunque pudiera estar equivocado, y tengan razón aquellas personas a quienes no les cabe la menor duda que el talentoso artista se refería a López Obrador, el propio tabasqueño en su conferencia de prensa matutina llamó a la mesura: “no debemos desearle mal a nadie. Yo no siento ningún agravio de su parte y les pido a todos se respete su punto de vista aun cuando sea extremo”.
Sin embargo, quien no dejó pasar impune el exabrupto fue el alcalde priista de San Miguel de Allende, Mauricio Trejo Pureco, quien canceló un concierto de Céspedes que tendría lugar en el teatro Ángela Peralta, bajo el argumento de que era un ataque contra el civismo y la tolerancia, lo cual no tiene cabida en una comunidad multicultural como la sanmiguelense.
Reiteró que el gobierno que encabeza respeta la libertad de expresión, pero que existen límites: “puedes insultar a quien quieras con las consecuencias que esto te pueda acarrear. Desearle la muerte al presidente es una cosa muy distinta (…) es un acto sumamente temerario que no podemos permitir”. Por lo pronto, el contrato ya se rescindió por considerar sus declaraciones como una incitación al odio y por parte del cantante el anticipo ha sido reintegrado.
En la época de la corrección política así de fácil se pasa de ser un artista admirado a persona non grata.
