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Empatizar con el otro y liberar la ira para un mundo mejor

Los recientes y lamentables actos de violencia en Israel y Palestina nos vuelven a hacer preguntarnos si el hambre, la guerra, la peste y la muerte, los cuatro jinetes del Apocalipsis bíblico, son la marca inevitable de este mundo de sufrimiento como lo llamó Buda. En un plano más sutil, los propulsores de estos temibles ángeles vengadores son lo que la tradición budista denomina como los tres venenos de la mente: el apego, la aversión y la ignorancia, que experimentamos a diario en nuestra experiencia individual y que permean en lo social a nivel planetario.

El apego puede definirse como una exageración artificial de las cualidades de algo o alguien que nos hace pensar que no podemos vivir sin ese objeto del deseo. La aversión se entiende como un rechazo visceral, emocional, obsesivo y dañino que igual sentimos contra algo o alguien. La ignorancia, la madre de los otros dos, es el desconocimiento de nuestra verdadera naturaleza luminosa, indestructible y consciente; la ignorancia, en otras palabras, “malinterpreta la realidad y deforma su percepción”. ¿Cuál sería entonces el antídoto general para tales venenos? La compasión, ahimsa, o no violencia.

Moisés Butze
Moisés Butze

Es por eso que en la práctica de asanas resulta tan importante la apertura del pecho y las caderas: “En yoga abres el corazón para recibir y dejar entrar todo lo que está por llegar y abres las caderas para dejar salir todo lo que te pesa y ya no necesitas”. Cuando expandimos el pecho abrimos el chakra del corazón como centro energético y de conciencia que es donde se encuentra ”la capacidad de empatizar con el otro y entrar en resonancia con las vibraciones del ambiente”.

La apertura del pecho y cadera en posiciones como Camatkarasana, la postura Maravillosa, nos conecta también con la sabiduría interna que reside en esos puntos, haciéndonos entrar en un estado de paz interna que se extiende hacia el entorno.

Hablando de las caderas, dicen los yoguis que es ahí donde la rabia y el enojo se acumulan, por lo que las posturas de apertura de esta parte del cuerpo son muy importantes para liberarlos —además del miedo, la aversión y la resistencia— y para favorecer el alivio físico de esta zona. Con estas asanas es posible canalizar la rabia y la negatividad, permitiéndoles fluir para sacarnos del egocentrismo donde el otro, siempre es el culpable de todo lo que nos pasa. (Continuará…)

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Marién Estrada
  • Marién Estrada
  • infocaminoamarillo7@gmail.com
  • Periodista egresada de la Universidad Iberoamericana, especializada en temas de cine y conciencia. Desde 2015 escribe la columna "Mente y Cuerpo Sanos" en Milenio Diario. Es autora de "Yoga en tiempos sociales".
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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