Mejorar la calidad de vida de las personas se dice sumamente fácil. Sin embargo, si algo nos dicen las estadísticas, es que la alta calidad de vida en México tiene serios problemas para alcanzar a todos los mexicanos. Esto es porque abatir la pobreza no es todo. Incrementar las cifras de empleo no dice mucho y contar con más acceso a la educación y a la salud no garantiza su calidad.
Entonces, ¿qué mejora la calidad de vida de las familias? La diferencia me parece muy sencilla. Mientras los datos de las políticas sociales y económicas son cuantitativos, se requieren acciones que se midan cualitativamente. Es casi obvio: calidad- cualidad. Sin embargo, es bastante complicado a la hora de aterrizar planes y programas. En MISAC no dejamos de intentarlo y tenemos casos de éxito.
Si tomamos las colonias con mayores retos sociales, por ejemplo, una Unidad Habitacional, podemos encontrar todo el universo de problemáticas con el que la gestión pública trabaja: desempleo, inseguridad, servicios públicos. A pesar de que el modelo de la unidad habitacional está enfocado a acercar todo esto a un gran número de habitantes, es visible que "no importa cuánto tiempo tenga de existir- ese objetivo no se ha logrado. Entonces, nos hemos dado a la tarea de trabajar en programas que vayan desde la sociedad, organizada y tomando sus decisiones de gestión, y que facilite a los gobiernos poder implementar mejoras y enfocarse a lo sustantivo.
Una de las acciones que implementaremos este mes son los corredores comerciales. Estos corredores tienen la función de unir a todas las mujeres que, no teniendo un empleo formal, sí están generando ingreso familiar, a través de la venta de diferentes artículos o la prestación de servicios "en comunidad". Por sí solo, el corredor une a mujeres líderes de una forma natural. Son mujeres que en alguna medida están ayudando o son el sostén de su hogar. La mayoría jefas de familia. El corredor no tiene la intención de tener un espacio donde un día se vendan la mayor cantidad de productos; sino de intencionalmente unir a estas mujeres y hacerles notar su liderazgo. Una vez que el corredor se levanta, nos quedamos con las poblanas que participaron y trabajamos con el empoderamiento a través del emprendimiento. Entonces, una actividad que sirve para que generen sus recursos también es una herramienta para empoderarlas. Esto, cualitativamente, incrementa su nivel y calidad de vida.
Otra de las acciones es el trabajo con los jóvenes. Sin duda, MISAC ha mantenido un modelo de intervención exitoso a través de la Selección Femenil Puebla y la razón es porque no se limita a tener un equipo femenil rentable, con jugadoras de excelencia; sino en la integralidad del modelo. Las integrantes de la SFP son líderes dentro y fuera de la cancha, se preparan también en liderazgo, en participación y empoderamiento, a través del deporte. Esto quiere decir que el deporte es un medio para involucrar a los jóvenes en otros aspectos (además del deportivo) en el desarrollo de su colonia o comunidad. Generan pertenencia y además se vinculan con otros jóvenes que tienen los mismos intereses para crear relaciones asertivas y exitosas, alejándolos naturalmente del abandono, la marginalidad, la pobreza y la violencia.
De esta manera, estamos tratando de mejorar la calidad de vida desde una lógica social y más orgánica, donde las ideas y las iniciativas nacen de la misma base vecinal, y el beneficio se concentra en la zona en donde viven. Esto nos da mucho espacio para poder intervenir a largo plazo en otros temas que impactan, de manera positiva, a todos, no solo a las mujeres.
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