Hoy 3 de abril no solo se adelantó el reloj, sino que inician las campañas electorales en 12 estados de la República para elegir gobernador@s, cuyos resultados influirán, marcarán tendencia y dejarán experiencias valiosas a considerar en 2017, en el Estado de México, Coahuila y Nayarit y en la compleja elección presidencial de 2018. En unas semanas más, darán inicio, a su vez, las campañas para elegir 965 presidencias municipales y 388 diputad@s locales en las mismas entidades, incluido Baja California y excepción hecha de Puebla, donde solo se elige gobernad@r, además de 60 diputados constituyentes en la Ciudad de México. De las 12 gubernaturas en juego, en 9 gobierna el PRI y tres con la coalición PAN-PRD, en total, son mil 425 cargos de elección popular en juego, sin contar regidores y síndicos.
En medio de las tensiones propias de toda contienda electoral, agudizadas por el descrédito de los partidos –de todos sabido–, de la aparición de los candidatos independientes, de la "falta de recursos para las campañas" y de la exigencia de una observancia estricta de las reglas que buscan comunicar transparencia y legalidad de los procesos, l@s candidat@s buscarán ganar, a como dé lugar; se juegan no sólo los puestos en disputa sino sus carreras, credibilidad y futuro. La ciudadanía observa cansada, desconfiada, harta, con indiferencia. El reto es cómo moverla, llamarla, persuadirla.
¿Los candidatos buscarán una manera innovadora de acercarse al electorado? ¿Serán capaces de ofrecer soluciones nuevas a problemas nuevos y diferentes o lo mismo a viejas demandas sin solución? ¿Se pondrán en los zapatos ciudadanos o solo mirarán desde ellos mism@s? Estas preguntas son de la mayor importancia en la medida que la agenda de preocupaciones de la sociedad es cada día más compleja y rezagada. ¿Será que se va a dejar pasar el modelo de comunicación machacón del Mesías del Trópico, en el que nada está bien, o el de Ricardo Anaya en cada uno de estos estados con resonancia nacional y para su beneficio? ¿O que las redes sociales podrán construir lo destruido en la frivolidad y la irresponsabilidad? ¿Importará más la forma que el fondo? ¿Veremos debates verdaderos, entre candidatos que nos cimbren e interesen? ¿El paradigma de este año será Barack Obama o Donald Trump, quizá Hillary Clinton? O bien se establecerá uno propio de los mexicanos, idóneo al tiempo que vivimos, acorde a las circunstancias que determinan el hacer en estas entidades a las que preocupa la inseguridad, los problemas económicos y las insuficientes oportunidades: vamos la gloria o el infierno.