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La nueva Corte, en la encrucijada

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  • Marco Antonio García

No obstante la presentación de excelencia que le dio la presidenta Claudia Sheinbaum a la nueva Corte, ya se esgrimen dudas y falta de legitimidad sobre algunos de sus integrantes para ocupar uno de los 9 cargos que según el INE, “fueron electos por el pueblo”

La realidad es que en la jornada electoral del 1 de junio del presente año -la primera del Poder Judicial en su nueva conformación- participaron 13 millones de ciudadanos, lo que representó entre 12.57 y 13.32 por ciento de la lista nominal de electores.

Y aún así con esa magra estadística, llegan al máximo tribunal de justicia del país nueve ministros al evento vigilado y calificado por el INE, a pesar de qué en esa elección se anularon 3 millones de votos.

En esa nueva conformación, 3 de los 9 ministros, 2 menos que la última encabezada por Norma Piña, repetirán en el encargo: Lenia Batres Guadarrama, Yasmín Esquivel Mossa y Loretta Ortiz Ahlf.

De las cuatro propuestas por López Obrador cuando era Jefe del Ejecutivo federal, sólo Margarita Ríos Farjat quedó fuera del esquema original. Quizá por encargo del propio tabasqueño, su nombre no fue incluido en el “acordeón” oficial que le entregaron a la ciudadanía para que la elección manipulada alcanzara el éxito esperado por el propio AMLO.

En ese entorno final, la ministra más cuestionada en esa integración es Lenia Batres, quien no cuenta con la suficiente preparación jurídica para estar al nivel de las circunstancias que hoy y siempre, ha exigido la nación.

Por supuesto que la tarea a realizar por los integrantes de ese nuevo esquema en la Suprema Corte de Justicia de la Nación será la de salvaguardar los intereses de los mexicanos, los que por diversos juicios promovidos en los 32 estados de la República tendrán la necesidad de esperar un juicio y una sentencia equitativa cuando la misma será menester de la máxima tribuna judicial del país.

Quien sí tendrá los ojos de la ciudadanía encima será el presidente Hugo Aguilar Ortíz, Caballo de Troya pejista en la serie de “encuestas a modo” que llevó a cabo el oaxaqueño en distintas partes del país, como en Quintana Roo, donde fue el “encuestador oficial” ante los pueblos indígenas para la construcción del Tren Maya.

Asimismo, los nuevos jueces y magistrados que tomaron protesta el lunes pasado en diversas partes de la nación tendrán un trabajo muy difícil y también novedoso, ya que la mayoría de ellos no cuentan con la experiencia necesaria que requiere el encargo y muchos ya son integrantes del nuevo Poder Judicial, que no tienen experiencia alguna en el desempeño de esas funciones.

La moneda ya está en el aire y muchos mexicanos tienen fe en que el nuevo Poder Judicial cumplirá con las expectativas que delineó por capricho y hasta resentimiento el propio López Obrador, que incluso sugirió que las vistas fueran engrosadas por gente sin experiencia, tanto al traste con la carrera judicial que los antecesores de los que acaban de llegar, se prepararon durante muchos años para ser electos o ascender, como jueces y magistrados.

Empero eso no le interesó al tabasqueño, quien se dedicó su sexenio a verter descalificaciones y ofensas con resentimiento hacia el propio Poder Judicial.

Y no le apostamos al fracaso de esa nueva conformación de representantes de impartir la ley, a través de sentencias que deberán ser ejemplares para todos por igual, ya que no habrá excepciones, como se ha hecho por encargo a partir del inicio del gobierno de López Obrador.

Ojalá que quede ya para el destierro y el olvido permanente, esa forma de descalificar al tercer Poder de la Unión. No puede haber ya más odio, encono, rencor y exacerbación, como ocurrió en el pasado reciente.

Esperemos que el nuevo Poder Judicial sea un linimento para tanta herida profunda que existe en la ciudadanía. El “pueblo sabio” espera un esquema de satisfacción y equidad. Que se cumpla con ello. Esa es la primordial exigencia. No existe otra más.

Notas de Trascendencia

El martes pasado se fueron de este mundo terrenal dos grandes personajes mexicanos.

El primero, Mario Bernardo Ramírez Canul, brillante abogado y diputado constituyente del estado de Quintana Roo, que como se sabe, fue creado por decreto el 8 de octubre de 1974, al igual que Baja California Sur, por el entonces presidente Luis Echeverría.

A lo largo de su carrera, el licenciado en derecho ocupó importantes encargos, merced a su preparación y capacidad. Incluso fue homenajeado en Palacio Nacional por el presidente José López Portillo, debido a la trascendente labor que desarrolló a partir de la fundación de Quintana Roo.

Fue convocado para llevar a cabo el curso del notariado para obtener esa importante patente que ganó por oposición, cuando las mismas se daban a través de méritos académicos, y no por amiguismo y compadrazgo como hoy existe. Descanse en paz tan ilustre mexicano.

Y el otro personaje que también dejó el mundo terrenal fue el ex jugador y entrenador de la UNAM y de la Universidad de la Salle de Quintana Roo, José Romero, conocido como el Oso en los emparrillados de todo el país.

Fue también reconocido como jugador de la Selección Ideal de la propia UNAM por su trayectoria y calidad, virtudes y cualidades por las que fue reconocido hasta en las ligas colegiales de Estados Unidos. Descanse en paz.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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