Inmunes a la crítica y al decoro, son algunas de las características que deben poseer quienes pretendan pertenecer a la apodada cuarta transformación, como Francisco Garduño, todavía titular del cuestionado Instituto Nacional de Migración (INM).
No obstante tener una denuncia penal abierta por la Fiscalía General de la República (FGR) tras el trágico fallecimiento de 40 migrantes centro y sudamericanos hace un par de semanas ocurrido en Ciudad Juárez, Chihuahua, Garduño mostró ser un taimado.
A pesar de ser optometrista, no quiso ver ni darle solución al grave acontecimiento ocurrido en un albergue provisional del INM, donde se maltrata y violentan los derechos humanos de quienes por una causa u otra, cayeron en ese centro de denigración ciudadana.
Y para los que lo denunciaron con valentía, dada su actitud irresponsable y arrogante de no dar la cara por los referidos acontecimientos, se cubrió como Juan Escutia en el manto protector de su defensor a ultranza, el presidente López Obrador, y hacerse el desentendido de los reclamos de familiares de migrantes.
Para hacer más héroe al aprendiz de político, el sacerdote Alejandro Solalinde defendió y ponderó la labor de Garduño Yáñez al frente INM y atribuyó el incendio en la estación de Ciudad Juárez “a las presiones del gobierno de Estados Unidos”.
El pronunciamiento del también director del albergue migrante Hermanos en el Camino ocurrió después de que la FGR abriera la investigación en contra de Garduño por la muerte de 40 migrantes.
Fiel a su costumbre de defensor de cínicos y fascinerosos, el sacerdote se apegó a su cargo bajo las políticas de seguridad nacional impuestas por el ex presidente estadounidense, Donald Trump, en 2019.
El religioso fue más allá y con su acostumbrada extralimitante precisó que el comisionado “tiene el perfil de seguridad y claro” por lo que llevó las cosas a la comisaría.
No dudo, reiteró Solalinde, “Garduño quiso hacer un bien para México, pero no resultó así”.
Medidas draconianas las adoptadas por Solalinde que defiende a cualquier personaje perteneciente al equipo lopezobradorista sin importar su origen o complicidad e hizo recuento desde la gestión de Tonatiuh Guillén al frente del INM.
López Obrador intentó implementar una política de puertas abiertas, plan que se canceló por las caravanas migrantes y la amenaza arancelaria de Trump si no se adoptaban medidas urgentes para que fueran detenidos los migrantes en suelo mexicano.
A partir de entonces y debido a las fuertes presiones de EU, México adoptó la decisión equivocada y censurable de encaminar dicho instituto por la línea de seguridad para contener la migración.
Empero, tanto Garduño Yáñez como el gobierno federal se hicieron occisos para adoptar medidas urgentes y salvaguardar la vida de los migrantes que han caído en desgracia desde que ingresaron a territorio mexicano.
De ahí la desgracia de los migrantes de Ciudad Juárez que ya no saben a quién encomendarse porque contraria a la política que antes regía en México, de quien solicitara refugio para permanecer en nuestro país sin importar su condición migratoria, se protegía al peregrino.
Por supuesto que Solalinde seguirá de defensor de quienes caigan en controversias extralaborales y judiciales para ser exonerados sin pudor ni aplicación de la ley.
Así está el país y las llamadas instituciones invadidas por Morena en la presente administración, en donde ser delincuente o violador es más rentable que ser alguien de honor. Ver para creer.
Notas de Trascendencia
Hace unos días fallecieron dos mexicanos ilustres: Jorge Desfassiaux Martín del Campo y Emmanuel Mirabent Pizarro Suárez, quienes se fueron del mundo terrenal de modo inesperado.
Desfassiaux a sus 56 años, dejó un legado amplio en diferentes rubros en los que se desempeñó con brillantez.
De su lado, Mirabent Pizarro fue un empresario náutico que le dio alto impulso a la especialidad en el ámbito internacional. Para ambas familias y amigos innumerables, vayan nuestras más sentidas condolencias por las sensibles pérdidas. QEPD.