Con tal de librar la cárcel, Alejandro Moreno (a) Alito -o Amlito a partir de los amagos de Layda Sansores- el todavía dirigente del PRI siguió a pie juntillas lo que le dictan desde Palacio Nacional, pese a esgrimir a propios y extraños que es un hombre libre y leal a los lineamientos de Morena y de López Obrador.
Anteayer por la noche destituyó, en contubernio con 10 de los 13 senadores del PRI, a Miguel Ángel Osorio Chong, hasta ese momento coordinador de la fracción parlamentaria en la Cámara Alta.
Fue sustituido por el otrora operador político de Manlio Fabio Beltrones, Manuel Añorve Baños, acusado de tener vínculos con el narcotráfico, por lo que no pudo ser candidato a la gubernatura de Guerrero, hace ya más de un sexenio. Por cierto, el propio Añorve es uno de los férreos defensores de la doble plagiadora ministra de la Corte, Yasmín Esquivel, de quien se ha atrevido a afirmar de que es víctima de la política judicial. La Iglesia en manos de Lutero.
De su lado, Moreno Cárdenas cobró la revancha a Osorio Chong luego de la denuncia ante el INE de que Alito quería prolongarse al frente del priismo hasta el año próximo, lo que no consiguió y deberá dejar su cargo en agosto del presente año.
Por los enormes latrocinios cometidos durante su “gobierno” en Campeche, Alejandro Moreno se ha convertido en el auténtico divisor del tricolor con tal de salvar la cárcel. Y es que las carretadas de dinero de las que dispuso durante su régimen, le fueron auditadas por Layda Sansores, -hoy gobernadora campechana- con lo que empezó a ser perseguido, amenazado de ser enjuiciado y encarcelado por sus ilícitos.
Para infortunio de los propios priistas, Moreno Cárdenas se ha dedicado a dividir al Revolucionario Institucional a partir de que tomó posesión de la dirigencia nacional, el 18 de junio de 2019, posición que ha sido entregada en charola de plata a Palacio Nacional.
Y como pretendió prorrogarse hasta el año próximo en la dirigencia del tricolor, convocó a una asamblea extraordinaria de ese partido, en la que por supuesto fue aprobado para su objetivo.
Empero, algunos priistas como Osorio Chong condenaron la actitud de Alito y protestaron ante el INE para que no fuera aprobada su arbitrariedad.
Lo que no aconteció, para su coraje, y de ahí la revancha en contra de Osorio Chong por no haberlo apoyado para seguir al frente partidista.
En fin. El hilo se rompió por lo más delgado, pero lo que más deja perplejo, es que los priistas subsisten en la indefensión por personajes oscuros como el tal Alito, protegido por la impunidad que encabeza la mal llamada cuarta transformación.
No cabe duda que México está convertido en una nación de irreverentes y canallas. ¿Hasta cuándo lo permitiremos los mexicanos?