En México empresas como Bimbo, Nestlé, Herdez, Arca Continental, Femsa, Grupo Modelo, Walmart, Soriana, Nissan, BMW, Axtel, Grupo Alfa, Kimberley Clark, Decoplas, Grivatec, Metalsa, SRG Global, HSBC, CitiBanamex, Cemex, Unilever y Heineken se han sumado a una larga lista de actores globales que han decidido proveerse de energías renovables. El tema de compras corporativas de energías renovables fue uno de los aspectos que se abordó en la Conferencia Internacional de Energía Renovable (Mexirec), organizada por la Secretaría de Energía (Sener) y la Red Global de Política Energética Renovable (Ren21) y que se efectuó en la Ciudad de México del 11 al 13 de septiembre.
La compra de energías renovables por parte de empresas, así como las mejoras en la eficiencia energética continúan fortaleciéndose como alternativas para asegurar rendimientos atractivos, independencia energética y reducción de emisión de gases de efecto invernadero (GEI). Esta tendencia sigue a fenómenos similares en Europa y Estados Unidos, donde casi la mitad de todas las compañías Fortune 500 han establecido metas agresivas de clima y energía limpia.
De hecho, solo en 2016, se agregaron 161 gigavatios (GW) de capacidad de energía renovable al mercado mundial de electricidad, un año récord en nuevas adiciones de capacidad y una prueba positiva de que la transición energética hacia una economía baja en carbono ya está en camino. Según datos recientes la Irena (International Renewable Energy Agency), esto representa un aumento en capacidad de 8.7 por ciento, con 71 GW de nueva energía solar, liderando las ampliaciones de capacidad global, seguido por el viento con 51 GW de nueva capacidad, la energía hidroeléctrica con 30 GW, y la bioenergía con 9 GW. Se estima que actualmente alrededor de 25 por ciento de la electricidad producida en el planeta proviene de fuentes renovables.
Noveno país con más inversión
Los desarrollos en energía renovable son particularmente importantes para México, que en 2016 alcanzó los 3.9 billones de dólares de inversión, detrás de China, Estados Unidos, Japón, Reino Unido, India, Alemania, Brasil y Sudáfrica. Esta posición se vuelve particularmente relevante al considerar, por una parte, el gran potencial que tiene México en términos de producción de energías renovables gracias a su ubicación geográfica, y por otra, las oportunidades que se abren gracias a la reforma energética y a las ambiciosas metas relacionadas al cambio climático que estableció México como parte de los Acuerdos de París.
México se ha comprometido a reducir 22 por ciento de sus emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2030, lo cual significa una reducción de alrededor de 210 megatoneladas de dichos gases. De éstas, aproximadamente un tercio están asociadas a la industria y la producción de electricidad. En este sentido, la producción de electricidad a partir de fuentes renovables es una de las tareas clave, que puede acelerarse desde ya, y que está abriendo nuevas oportunidades para empresas, emprendedores e inversionistas.
En particular, la producción de electricidad a partir de fuentes renovables abre oportunidades para las empresas, tanto grandes como pequeñas, en torno a la mejora de la eficiencia operativa, la captura de valor comercial a través de costos competitivos, la previsibilidad de precios e inclusive la reducción de costos a largo plazo, además de asegurar el cumplimiento de objetivos de sostenibilidad de la empresa y mostrar liderazgo en temas ambientales y sociales. En consecuencia, un mayor número de empresas se han comprometido a descarbonizar su consumo de electricidad, haciendo compromisos para aumentar su consumo de energía renovable como estrategia para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a sus operaciones.
Dentro de las estrategias para lograr lo anterior destacan el autoabastecimiento de energía renovable, los contratos privados (PPA por sus siglas en inglés) con proveedores de energía y la compra de certificados de energía limpia (CEL) que pronto entrarán en vigor.
El esquema que elija cada empresa dependerá de su consumo y la tarifa asociada, así como de las capacidades de la empresa para gestionar la incorporación de energía renovable en sus procesos.
Por ejemplo, en cuanto a la primera modalidad, Grupo Bimbo fue uno de los primeros en inaugurar en 2012 el parque eólico Piedra Larga de 90 MW, que suministra energía eléctrica a 40 instalaciones de la panificadora mexicana. Por otra parte, Grupo Alfa construyó un parque eólico de 63 MW en Tres Mesas, Tamaulipas, para suministrar energía eléctrica a sus filiales de aluminio y plástico, Sigma Alimentos y Alpec.
En cuanto a contratos privados, Coca Cola FEMSA ha firmado contratos de suministro de energía eólica para los próximos 20 años con Energía Eólica del Sur y Enel Green Power para alimentar a 56 de sus instalaciones, lo que representa 50 por ciento de su consumo total de energía. Además, el Grupo Aeroportuario del Sureste (Asur) cerró un acuerdo con SunPower en 2015 para adquirir 36 MW de energía solar para impulsar sus aeropuertos.
Agregando demanda y conectando actores
El sector privado en México está en posición de desplegar mucho del capital necesario, así como de influenciar las inversiones que se están realizando actualmente en la producción de electricidad. En este sentido, WWF México ha identificado que los compradores corporativos están interesados en trabajar con los proveedores de electricidad para desarrollar nuevos productos y modelos de negocio, así como mecanismos para agilizar los procesos de aprobación regulatoria.
En términos de prioridades, hemos identificado que las empresas compradoras buscan la previsión de precios, condiciones contractuales transparentes y previsibles, transacciones simples, costo competitivo de la energía, contar con certificados o algún instrumento similar que permita demostrar el uso de energía renovable, añadir nueva capacidad de generación de energía renovable en la red nacional por encima de la actual y asegurar la producción de la misma tan cerca a sus instalaciones como sea posible.
Desde esta perspectiva, WWF México resalta el papel de las empresas como inversionistas y líderes en energía renovable, además de movilizar la demanda corporativa para superar las barreras dentro de la cadena de proveeduría, en el sector eléctrico nacional y dentro de las cámaras legislativas y agencias reguladoras.
Los compromisos corporativos mandan un mensaje a los gobiernos y a otras empresas sobre la creciente demanda de energía renovable competitiva, impulsando reducciones de costos y niveles de adopción, al tiempo que exigen a las empresas reducir su huella ambiental y sus emisiones para contribuir a las metas de cambio climático de México.
*Coordinadora de Vinculación Corporativa de WWF México