El afecto, cariño, amor y todas sus variantes, junto con la confianza y el respeto son los pilares que sostienen el edificio de las relaciones humanas, de todas ellas, pero especialmente del matrimonio, de la amistad, de los socios, etc. El amor, sin confianza y respeto es una ilusión o un engaño.
La confianza, nos da seguridad, y esa seguridad nos inspira para creer en el otro, o que el otro se ha ganado por su comportamiento impecable, y por su credibilidad que se consigue con el tiempo.
Pero especialmente el respeto es el componente básico de las relaciones humanas sanas, si se pierde el respeto, se pierde todo, o se va perdiendo todo lo que nos conecta.
Es con el respeto donde comienza la libertad ajena, la consideración y el cuidado por el otro.
Observando detenidamente los comportamientos de una sana y funcional relación de afecto nos percatamos que, estos tres elementos amor, confianza y respeto son indivisibles, aun cuando se piense que se puede avanzar sin alguno de ellos, sin los tres elementos a la vez, no es imposible sostener alguna relación viable, genuina y duradera.
Repito: amor, confianza y respeto
En sentido contrario, las relaciones que se truncan, se deterioran, se cancelan o llegan a ser toxicas para las personas, encontramos que no se gestionan adecuadamente las emociones que también forman una triada indivisible, que generalmente están presentes, aun cuando se piense o se perciba que alguna predomina más que otra: El coraje, el miedo y la tristeza rondan en la experiencia humana y tienen que ver en cómo nos relacionamos, especialmente a quienes queremos, respetamos y confiamos.
La confianza es ingrediente indispensable en toda relación humana; sin la confianza no tiene caso continuar transitando o continuar una relación, a no ser que hayamos elegido ir por el camino escabroso de la incertidumbre. Confiar tampoco es una garantía absoluta, pero la confianza abre el camino a la esperanza y la esperanza, no avergüenza. Ya sabemos que confiar es una actitud que siempre hace referencia a una persona que es confiable.
Pero, ojo atención, para toda relación de afecto, e incluso antes del afecto, si no hay respeto por el otro no se puede construir una relación genuina, aquí se equivocan muchas personas cuando llegan a decir “a veces no me respeta, pero me quiere mucho” o “yo sé que me quiere y no quiso ofenderme” “a veces me alza la voz, pero en el fondo sé que me ama” Es una grave equivocación, por ello las relaciones se tuercen.
Debe entenderse como respecto el derecho del otro como ser humano, respeto a su integridad física, psicológica y moral, respetar sus convicciones y sus creencias; respetar al otro es el único elemento que no puede faltar en cualquier tipo de relación humana. Cuando se pierde lo demás, es decir, el afecto y la confianza, el respeto a la libertad del otro puede sostener el peso del andamiaje de la relación. En cambio, si hay amor y confianza, o en su defecto solo amor o confianza, pero no hay respeto o no se respeta la integridad del otro, cualquier cosa inesperada e indeseable surge en medio de la confusión. Así pues, vámonos respetando, en serio y de manera genuina.
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