Héroe ante el populismo.
Hace muchos años un escritor señaló que México se caracterizaba por tener tres líderes sociales: el sacerdote, el médico y sobre todo el maestro. Eso formó parte del componente de los siglos XIX y XX en nuestra evolución histórica. Pero las cosas han cambiado.
Resulta que los sacerdotes, algunos de ellos, mostraron equívocos muy serios que deformaban su representación espiritual, sobre todo de los niños y la pederastia debilitó el respeto no a la Iglesia, sino a algunos de sus miembros. Al mismo tiempo los médicos entraron al materialismo histórico y al pragmatismo financiero y, exceptuando a los de la seguridad social, la medicina privada y familiar perdió sus rumbos, porque se deslumbró con las finanzas y olvidó su gran visión de curar, aliviar y consolar, al margen del estatus financiero de los pacientes.
El maestro soportó la embestida del SNTE y la CNTE, o sea de la fuerza sindical, que politizó la más importante de las funciones del magisterio, que es la de ser líder comunitario y responsable también de la formación integral, y de la visión presente y futura de nuestros niños y jóvenes.
Actualmente existe una recuperación de su liderazgo y yo, que he estado en el mundo educativo muchos años, admiro la paciencia, la tolerancia, la comprensión y la capacidad intelectual y la sensibilidad de la mayoría de los maestros, con los que he tenido contacto permanente.
De ahí que al margen de los errores de los funcionarios que deforman los libros de texto y que contaminan con la política populista la sagrada misión de formar y transformar la mente de nuestros hijos, debemos respetar y felicitar a todos los maestros que tienen la sensibilidad de enseñar, de dar y de impregnar el amor en sus alumnos.
Hoy celebran su día y es el momento de que los respetemos, los estimulemos y les demos nuestra confianza para que sobrevivan a los errores de la política del poder, que es mucho menos importante que la política del saber.
Descartes: Pienso, luego existo… Felicidades a quienes nos dan el conocimiento y forman la identidad cultural que caracteriza a nuestro país, lo que sobrepasa la política del poder e influye para conservar las relaciones con la familia.