En los últimos días, Eric Schmidt, ex CEO de Google, ha generado un gran debate al advertir sobre la velocidad con la que la inteligencia artificial (IA) está evolucionando.
Sus palabras han puesto sobre la mesa una pregunta fundamental: ¿qué pasará cuando las máquinas piensen y decidan por sí mismas, superando la inteligencia de toda la humanidad?
Hasta ahora, la IA ha sido vista como una herramienta útil: nos ayuda a buscar información, diagnosticar enfermedades, manejar autos autónomos y mucho más.
Pero Schmidt y otros expertos alertan que estamos entrando en una nueva etapa.
La IA ya no solo realiza tareas simples, sino que empieza a planificar, razonar y ejecutar acciones complejas de manera autónoma, algo que antes solo los humanos podíamos hacer.
La llamada “superinteligencia artificial” es un concepto que describe una máquina capaz de aprender, adaptarse y tomar decisiones con un conocimiento y velocidad muy superiores a los de cualquier ser humano o grupo de personas.
Imaginemos una computadora que nunca se cansa, que analiza millones de datos en segundos y que, en teoría, podría resolver problemas que hoy nos parecen imposibles.
La competencia global por desarrollar la IA más avanzada -especialmente entre países como Estados Unidos y China- aumenta la presión por innovar rápido, a veces sin suficiente reflexión sobre las consecuencias.
Lo preocupante es que Schmidt y varios científicos, (de un grupo al que denominan San Francisco Consensus), estiman que estas capacidades se estarían alcanzando a finales de 2026, lo que nos lleva a especular que en 2030 estaríamos alcanzando la Singularidad Tecnológica,
Schmidt insiste en que la sociedad debe involucrarse activamente en el debate sobre la IA.
No se trata sólo de científicos o empresas: todos debemos entender los riesgos y beneficios de esta tecnología.
Es fundamental exigir reglas claras y mecanismos de supervisión que garanticen que la IA siempre esté bajo control humano y alineada con nuestros valores.
Aqui la pregunta obligada es; ¿A quien le exigimos?
La historia nos ha enseñado que las grandes innovaciones traen oportunidades, pero también desafíos.
La inteligencia artificial puede ayudarnos a resolver problemas enormes, pero solo si actuamos con responsabilidad y vigilancia.
¿Estaremos ante el umbral de los “Terminators”?