Recuerdo muy bien una película de los años 70’s, que en español titulamos “Cuando el destino nos alcance”.
Desde el lanzamiento de ChatGPT en noviembre de 2022, la inteligencia artificial ha experimentado un crecimiento exponencial, consolidándose como una de las tecnologías más disruptivas de la historia.
Este desarrollo ha reforzado la hipótesis del futurista Ray Kurzweil sobre la singularidad tecnológica, un punto de inflexión previsto para 2045 en el que la inteligencia artificial superará a la humana en todos los aspectos.
En 2022, cuando ChatGPT se lanzó al mercado masivo, la inteligencia artificial ya estaba presente en diversas aplicaciones, pero su impacto aún era limitado. Hoy, en 2025, nos encontramos en una fase de aceleración sin precedentes.
La inteligencia artificial no solo ha avanzado en términos de eficiencia y capacidad de procesamiento, sino que también se ha democratizado.
Empresas como Nvidia han desarrollado hardware especializado que potencia aplicaciones de IA, mientras que nuevos modelos de código abierto han permitido a pequeñas y medianas empresas acceder a tecnología avanzada sin depender de gigantes tecnológicos.
Además, los modelos de IA actuales pueden aprobar exámenes de alto nivel, rivalizando con expertos humanos en áreas como la programación y la medicina.
Si proyectamos esta evolución en los próximos diez años, para 2035 la inteligencia artificial habrá alcanzado niveles de autonomía y sofisticación inimaginables en la actualidad.
La combinación de hardware especializado y algoritmos avanzados permitirá el desarrollo de inteligencias artificiales capaces de razonar de manera generalista, es decir, que podrán adaptarse y aprender sin necesidad de entrenamiento humano constante.
El crecimiento exponencial de la IA sugiere que para 2035 estaremos en la antesala de la singularidad tecnológica.
Si bien aún habrá desafíos por resolver, la capacidad de procesamiento y aprendizaje de las inteligencias artificiales habrá superado ampliamente la cognición humana en la mayoría de los campos.
Esto nos acercará a un punto de convergencia entre la inteligencia biológica y artificial, un hito que marcará la transición hacia un futuro donde la IA no solo asistirá a la humanidad, sino que redefinirá nuestra existencia.
El destino tecnológico, ya nos alcanzó.