El feminismo es, a la vez, muchas cosas: una teoría política, una plataforma de impulso, un discurso ideológico, una escuela de incidencia, pero antes que todo eso es un movimiento social. Es decir, es una corriente de acción colectiva que empuja una lucha contra las desigualdades históricas, sistémicas, culturales, económicas, políticas y estructurales que afectan a las mujeres.
Siguiendo a Amelia Valcárcel el feminismo moderno es el hijo (yo diría que la hija) “no deseado” de la Ilustración, un período clave de la historia occidental que sentó las bases de las ideas modernas de libertad, igualdad y fraternidad.
Pero incluso la Ilustración no logró el reconocimiento de las mujeres como pares con igual valía que los hombres. La existencia de desigualdades en las sociedades en todo el mundo poniendo en desventaja a las mujeres dio lugar a la movilización organizada de quienes se encontraron en la crítica a las condiciones de vida a las que estaban sometidas.
El feminismo se ha caracterizado por ser uno de los movimientos con mayor durabilidad y participación en los cambios políticos en el mundo; a lo largo de siglos ha mantenido su movilización y, además, ha construido conocimientos y teorías que suman tres siglos de acumulación. Sus estrategias de acción incluyen una amplia gama de tácticas como protestas, manifestaciones, boicots, o campañas mediáticas, pero también espacios para la educación y formación de más mujeres en sus teorías y hasta la incursión de metodologías feministas para la sistematización de conocimientos.
Como todo movimiento social, el feminismo tiene una estructura interna que le permite organizarse y llevar a cabo sus acciones de manera efectiva; al no ser centralizada existen diversas agrupaciones (comúnmente llamadas “colectivas”) de mujeres que suelen conjugar una enorme red de participantes y militantes activas.
Por estas cualidades el feminismo es aún un movimiento vivo y presente en la vida política de nuestro estado cuyo impacto no solo se refleja en los derechos logrados, sino también en la lucha que aún abandera.
