Cultura

Ápice de esperanza

  • Taller Sie7e
  • Ápice de esperanza
  • Laura Olivia Hernández

¿Cuántos nombres y frases sin conocer su origen? La Revolución Mexicana fue un acontecimiento que cimbró raíces. Hoy, miramos un desfile con pompones multicolores, aros, columnas de jóvenes a un ritmo deportivo, otros contingentes irán con música, algunos representarán estampas con personajes siempre aludidos: Madero, Villa, Zapata, las Adelitas, ¿recordarán a Ricardo Flores Magón?

Muchas escuelas, calles, bibliotecas llevan su nombre, poco se difunde sus textos, tal vez por ser anarquista, palabra desestimada, como si fuera excremento de gato pegado a un zapato.

Gran precursor de la Revolución, a los 19 años participó en un mitin contra el Dictador, allí desplegó un espíritu feroz, de hierro, de lucha contra el hambre, la pobreza, la desigualdad.

Desde entonces inició su peregrinaje: de presidio en presidio, de celda en celda, hasta su muerte a los 48 años en la cárcel de Leavenworth.

El recorrido fue largo: ocho prisiones, cuatro en México y cuatro en los Estados Unidos.

Para difundir sus ideales, abrió periódicos que clausuraban de inmediato: El Demócrata en su época estudiantil, El Hijo, luego El Nieto y hasta el Bisnieto del Ahuizote.

Regeneración fue su principal vehículo de combate, el lugar donde se publicaron los principios del Partido Liberal en 1905, y que después pasaron a la Constitución de 1917.

Uno de ellos, establecer un máximo de ocho horas de trabajo, la ampliación de las escuelas, la no reelección, suprimir el puesto de vicepresidente, establecer la igualdad civil para todos los hijos de un mismo padre, eliminando lo legitimo e ilegitimo…

Leer sus discursos, las cartas, sus cuentos, evocan solidaridad con los desposeídos, diálogo empático con una sociedad explotada, tenacidad, dominio de la palabra, fuerza para la dignificación social, de los indígenas, campesinos, mineros, maestros, obreros, una voz que aún vive y permea hondo.

‹‹No obstante, algo hay en lo más profundo de mi ser, y que la razón no consigue acallar, algo que se debate suavemente: es Esperanza, que se niega a morir; es Esperanza, que se aferra a Vida tenazmente, obstinadamente, desesperadamente; y sé que mientras haya en mí un ápice de esperanza, mi decaído organismo seguirá respirando, aunque sea débilmente››. La lucha sigue.

Carpe diem.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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