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La desventaja educativa se hereda

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Así como en nuestro país existe una “trampa de la pobreza”, en la que el nivel socioeconómico de los padres determina en gran medida el de los hijos y hace que persista, también existe una “trampa de la educación”, en la que el nivel académico contiene un componente hereditario significativo. Ambas están ligadas.

El Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), institución con la que colaboro, ha sido pionero en el estudio de la movilidad social en México. Recientemente presentó los resultados de su última encuesta y, por desgracia, reiteran el carácter reproductivo de la pobreza. Casi 3 de cada 4 mexicanos que nacen en un hogar muy pobre permanecen pobres.

El informe, disponible en www.ceey.org, también cubre la movilidad educativa. En este sentido existen avances. Mientras que en la época de nuestros padres era común ver mexicanos sin estudios, hoy la participación en primaria es casi universal. En otras palabras, el nivel de escolaridad de la población ha aumentado. Sin duda buenas noticias.

Sin embargo, conforme el nivel de escolaridad ha aumentado, la capacidad de diferenciación se ha complicado. Me explico. En el pasado tener primaria podía ser una ventaja comparativa ya que no muchos mexicanos estudiaban. Hoy no lo es. Para poder aspirar a mejores ingresos ayuda tener mejor educación que los demás.

Un joven que termina la preparatoria puede esperar ganar 30% más que uno que solo acaba la primaria. Donde más se nota la prima educativa es en la universidad. Un profesionista puede esperar ganar el doble de lo de un joven con solo primaria. En términos de ingreso esperado y educación, claramente la meta debe ser terminar una carrera.

Aquí es donde la movilidad educativa es deficiente para quienes más lo necesitan. La posibilidad de un mexicano (cuyo padre no cuenta con estudios) de acabar la universidad son mínimas. De acuerdo con los datos del CEEY, solo 5 de cada 100 lo logran (en comparación, 64 de cada 100 con padres con estudios superiores lo logran). Dada la relación entre ingresos y educación, estas no son buenas noticias para la movilidad social de los más pobres.

¿Qué hacer? Hay que apoyar en especial a aquellos jóvenes con padres sin estudios para que obtengan una carrera, ya que su camino es particularmente complicado. Las desventajas pueden comenzar desde antes de nacer, con problemas de nutrición de la madre, y pueden continuar a lo largo de la niñez y la juventud, con dificultades económicas para permanecer en la escuela y con malas escuelas, por lo que la estrategia debe ser multidimensional.

Al igual que la posición socioeconómica, la posición educativa de los más pobres se transfiere en gran medida de padres a hijos. Para romper ambas trampas intergeneracionales hay que enfocarse en preparar más a los que menos tienen.

juliose28@hotmail.com

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Julio Serrano Espinosa
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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