Conocidas ya como “Las mañaneras”, las ruedas de prensa del presidente Andrés Manuel López Obrador están marcando, por si algunos lo dudan, la historia del periodismo en México y específicamente la relación gobierno-prensa. Me complace escucharlas, y aún más poder verlas “en vivo” por televisión cada mañana de lunes a viernes.
Procuro no perdérmelas, me parece que sí hay un efecto social inmediato sobre lo que ahí se pregunta y lo que AMLO y algunos de sus integrantes de su gabinete legal o ampliado responden a los y los colegas.
Este ejercicio, que no es dictatorial ni antidemocrático ni populista ni transgresor de la convivencia estratificada en el país, se está convirtiendo –creo yo sin que haya sido su objetivo- en una buena lección diaria de periodismo, de su historia antigua y actual, recordando episodios y anécdotas –verificadas- con nombres y apellidos de quienes apostaron a cambiar a México antes y después de períodos reprobables de gobiernos federales y verdaderos ladrones que utilizaron las instituciones oficiales para enriquecerse y dañar y empobrecer a la población.
Como se le quiera ver e interpretar, este encuentro de López Obrador con reporteras(os) de un sinfín de medios de comunicación impresos y electrónicos describe lo que es el país para unos y otros.
A veces adulado y más veces cuestionado por colegas capitalinos y de provincia, el jefe del Ejecutivo contesta, acepta, rechaza, opina, acusa, enjuicia, valora, se enreda, clarifica, despeja y se regodea en su personalidad para salir al paso de cuanto tema le plantean reporteros y reporteras de medios conocidos y desconocidos, de medios poderosos y de medios cuyo periodismo es menos espectacular pero más profesional.
Ahí, en “Las mañaneras” se agenda la vida pública y periodística de México. Su impacto, medible, llama la atención porque de ella se desprenden acciones de la política gubernamental federal que alcanza a estados y, claro, marca el día a los medios de comunicación. ¿Había sucedido esto antes? ¿En otro país? ¿En el país más democrático del mundo? Ahora sí hay una intermediación verídica de la prensa que estoy seguro derivará en mejores periodistas para un mejor periodismo y que permitirá a la 4T construir una ciudadanía más responsable consigo misma.
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