Aguascalentense de adopción (por cierto, el gentilicio es perfectamente correcto y me permito hacérselo saber a aquellos de los lectores, los rabiosos de siempre, que me soltaron una andanada de denuestos la vez pasada que lo garrapateé en este espacio) –llevo afincado una veintena de años en la capital hidrocálida, uno de los lugares con mejor calidad de vida de todo el país—, aguascalentense de adopción, repito, el tema del Necaxa me concierne a pesar de que soy, como lo he dicho ya tanto aquí, tibio seguidor de mis Chivitas.
Pues bien, seguimos viendo, semana a semana, que el trueque Larcamón-Gago fue un malísimo negocio para el equipo de esta comarca. Naturalmente, el anterior director técnico de los Rayos recibió muy seguramente una tentadora oferta para llevar las riendas del Cruz Azul pero, qué caray, las formas importan y el desplante del argentino al desconocer de muy fea manera el compromiso que tenía, justamente, con el Guadalajara, hubiera debido cancelarle cualquier posibilidad de volver a trabajar en México.
No había hablado con los de Boca Juniors, decía el hombre, ni tocado las puertas allá ni nada parecido y resulta que a los pocos días se larga a Buenos Aires ya como entrenador designado. Le llovió del cielo la oferta sin que estuviera enterado, miren ustedes, y no tuvo más remedio que aceptarla tirando a la basura el trabajo que desempeñaba con uno de los equipos históricos del balompié mexicano. O sea que, encima, mentiroso. ¿Y así lo contratan los directivos necaxistas?
Hasta el señor gobernador del estado libre y soberano de Jalisco metió su cuchara luego de que las Chivas le pasaran por encima al actual equipo de Gago: […] “Sí es una bonita revancha, yo sí lo voy a decir como Chiva, una bonita revancha, el que entendió, entendió”. ¡Eso mero, góber, así se habla!
Ah, y el pueblo bueno –que diga, los aficionados buenos de la llamada “tierra de la gente buena”, a saber, Aguascalientes—, ha dado ya su veredicto y le dedica sonoros abucheos en el estadio Victoria a un entrenador que no hubiera tenido, de entrada, ya nada que hacer aquí.
En lo que toca a mis Chivitas, llevan dos triunfos en fila, además de haber derrotado al odioso América, y el panorama se despeja. Gabriel Milito afrontó cabalmente las adversidades, sin doblarse, y los directivos del Guadalajara le han brindado en todo momento su confianza. La buena racha tiene que seguir, vaya que sí.