La conformación de una desaceleración, una disminución en el consumo, una drástica caída en el empleo e incluso la caída en la confianza de los consumidores son señales inminentes de que la economía está disminuyendo su crecimiento y con ello de la necesidad de tener tasas de interés más bajas, o bien, acceso a dinero más barato.
Esta semana la Reserva Federal de Estados Unidos tendrá su reunión de política monetaria, y el miércoles podría determinar la primera baja del año. Existe la posibilidad de que esa tasa, que ha estado ya por tanto tiempo en 4.50 por ciento, bajará a 4.25 por ciento. De hecho, seguramente bajará aún más en el año y llegará a 4 por ciento.
Y es que lo más importante —además de lo que ya subrayé— está sucediendo: la inflación está teniendo una trayectoria descendente y, aunque los riesgos de un rebote están presentes, la Reserva Federal considera que ya es prudente bajar la tasa de interés.
Después de la decisión que tomé la Fed, será muy importante el comunicado del presidente del banco central, Jerome Powell, sobre futuras acciones y su perspectiva sobre una economía que está desacelerando y no cayendo en una recesión. Si lo dice él, sea cual sea el tono —optimista, realista o pesimista—, el mercado lo va a reflejar.
Y justo una semana después le toca al Banco de México (Banxico) hacer lo propio. Seguramente hará lo mismo y disminuirá la tasa de interés de referencia de 7.75 a 7.50 por ciento, con posibilidades de sorprendernos con hasta 0.50 por ciento.
La debilidad del dólar, o bien la “estabilidad cambiaria”, permitirá un movimiento de mayor magnitud. Hemos visto que el tipo de cambio puede romper la barrera de los 18.40 pesos por dólar.
Esta también será una semana intensa en la agenda económica y de relaciones exteriores en la relación México-China. Nuestro principal cliente, aliado y socio comercial nos exige imponer aranceles más altos a los productos del país asiático —principalmente a los coches— y al parecer no nos quedará de otra. No se puede quedar bien con todos, y si hay que hacerse hacia algún lado, sin duda tenemos que estar con Estados Unidos.
La importancia radica en encontrar con especialistas el nivel de arancel, dependiendo del producto que se trate y no aplicar el dedazo que tanto le hemos criticado al presidente de Estados Unidos, Donald Trump.