La disposición a mejorar nace cuando existe la verdadera convicción de obtener resultados positivos diferentes.
El Club América fabricó un festejo para celebrar su tricampeonato.
El más reciente habiendo sido lugar ocho. Este concepto es necesario reubicarlo. ¿Qué celebraban? Un lugar de casi media tabla o sólo una liguilla bien jugada.
El Club Santos junto con sus otros hermanos, los de aquí, los de allá y los de más allá tuvo (tuvieron) un ejercicio espiritual dedicado a la reflexión para mejorar su lugar en la tabla general.
La conciencia funciona ante lo evidente y de ahí poder preparar el terreno para que aparezcan resultados que entusiasmen a sus todavía fieles seguidores.
La encomienda es cambiar la realidad. Este acto de meditación genera unidad con acuerdos gerenciales destinados a mejorar las operaciones y los goles a favor.
Se necesitan muchos goles a favor pero esta reinvención no se encuentra en la sabiduría de los participantes.
Las marcas exitosas tienen muy claras sus acciones siempre y cuando todo esté sustentado en la verdadera realidad porque existe el riesgo de creer que cuando una persona de otro giro empresarial ha tenido la capacidad de reinventar su marca, ese personaje es capaz de cambiar paradigmas propios de otros giros.
Afortunadamente los goles a favor se pueden identificar con facilidad.
Los progresos en las variables tangibles e intangibles no siempre se captan con claridad.
Reunirse para excitar la gestión futbolera depende de los jugadores; nada más de ellos. Y éstos no fueron convocados.
La mejora sensible del Club Santos parte de la necesidad de reubicar conceptos los cuales parece que andan un poco perdidos y desviados.