Poco familiar se me hacía esa palabra que -fonéticamente- no es mala. Me habría gustado como un título de bolero y hasta quizá me hubiera atrevido (yo que no seré nunca un Armando Manzanero) a escribir una tentativa propuesta. Pero no, no será título de bolero ni nada parecido: es -y lo será- algo de lo que ya muchos hablan (léase peatones, ciclistas o automovilistas) al referirse a los accidentes de tráfico que estos pueden provocar en cualquier parte del mundo.
Busco en el RAE: del verbo “borlar”: tiene una conjugación verbal regular y no es pronominal. Este verbo se utiliza coloquialmente pero no está reconocido por diccionario alguno.
Espacio de protección, terreno libre sólo para el libre tránsito del peatón. Sí, el peatón: quienes andamos a pie y cruzamos una calle o un bulevar para tomar la ruta o el bus.
Los borlados se conocen así por el material que se ocupa para lograr la deseada protección: una tubería (presumo que hueca) que se coloca como enanos postes negros estrechando los camellones y, en consecuencia, haciendo lento el de por sí terrible tráfico.
En cualquier lugar del mundo, en cualquier sitio donde se hayan colocado, no tardarán una semana en que no sean tirados debido a que los conductores, sin el previo conocimiento que han sido colocados, han impactado ahí sus Jetta que traían en la cabeza.
Paradójico asunto: el borlado se convierte en un peligro hacia quienes se desea proteger, a los hombres y mujeres de a pie, a los que no tenemos para ir a la agencia por un 000. Visto así es un horror.
Borlado es apellido filipino, como la nacionalidad del “Pac-Man” Pacquiao.
Desde finales del año pasado (no hace ni tres meses) los borlados se han hecho populares por los accidentes que provocan. Pasen a revisar en las páginas de la Internet y lo sabrán. Pero ya se dijo que se van a sustituir pronto o que se dejarán los necesarios. Ocurrencias.
Fonéticamente me gusta la palabra pero ya no existe el OTI como para enviarle a un intérprete arrojado un cover que incluya la palabra, el gran concepto que ha dado tanto de que hablar.
