Política

Mi taquero es un 'rockstar'

Se está volviendo peligroso comer en México. Algo que hacíamos de manera natural, sin creer que cada vuelta a la esquina por unos campechanos con salsa roja, o verde, era una aventura culinaria, ahora se ha convertido en una actividad de riesgo. Los lugares de antaño, nuestros lugares, han dejado el saludable anonimato y han pasado a formar parte de esa extraña y efímera mitología de las ruidosas redes. Ya no se puede uno detener en un puesto de lámina a comerse un par de moronga porque, de la nada, el changarro antes invisible, se puede transformar súbitamente en un set de grabación. Lo que antes era comida ordinaria, no por simple sino por costumbre, ahora es comida para turistas. Nuestros vecinos y compañeros de trabajo han dejado de ser personas sencillas y tratables, para convertirse en pedantes connaisseurs, capaces de enumerarte las mejores taquerías de la ciudad y, por ende, del planeta. Del mismo modo en que los aficionados al futbol comenzaron, inexplicablemente, a ponderar las bondades de sus equipos por el tamaño de su nómina, ahora los comensales ponderan la calidad de las tortas que engullen por el lugar que su lonchería ocupa en alguna lista, elaborada por sibaritas de ocasión, que hace apenas unos meses han dejado de engullir sus sagrados alimentos en el Mugre King.

Hubo un tiempo en el que me asustaba que alguien que no hubiese aprendido a leer enseñara a otro a hacerlo. Ahora me horrorizo cuando en mi dispositivo aparecen videos que yo no he solicitado, y que tampoco puedo dejar de mirar, en los que alguien que no aprendió a cocinar pretende enseñarte a preparar una pechuga de pollo, atiborrándola de especias y queso ultraprocesado.

Algunas de esas recetas producen agruras con tan sólo mirarlas; otras podrían subirle la presión arterial, con sólo leer la lista de ingredientes, a un cincuentón como el que esto escribe.

Ni todas las abuelas son prodigiosas cocineras, ni todo lo que comemos los mexicanos son manjares. A estas alturas, sólo resta esperar que toda esta parafernalia sólo sea una moda y, como tal, pronto las cosas vuelvan a su sitio y podamos seguir tragando en santa paz, lejos del banal bullicio y del ojo escrutador que todo lo deforma.

Juan Casas Ávila

Twitter: @contraperiplos

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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